Institutos. Han reducido al mínimo sus trabajos de mantenimiento y la compra de materiales ante la falta de liquidez - Archivo

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"Este año esperaremos a que el frío sea intenso para poner la calefacción", explicaba ayer el director de un instituto de Secundaria de Menorca. "Confiemos que las bajas temperaturas lleguen más tarde que nunca", comentaba otro máximo responsable de estos centros. Y es que los siete institutos de Educación Secundaria de Menorca llevan desde junio sin cobrar la aportación mensual comprometida por parte de la Conselleria de Educación, y a día de hoy, la deuda global alcanza ya los 476.500 euros.

Esta situación provoca problemas en los centros para afrontar el día a día, aunque de manera diferente según cada instituto. En varios de ellos se teme la llegada del frío porque esto comporta encender una calefacción que supone el mayor gasto del invierno y para la cual algunos aún no tienen el gasoil necesario por no saber cómo afrontar el pago del mismo. La mayoría están apurando al máximo la puesta en marcha de este servicio, algo a lo que ayuda que este otoño no es demasiado frío.

Pero más allá de la calefacción, la deuda del Govern balear con los institutos menorquines comporta otras dificultades para el día a día de estos centros, como la imposibilidad de comprar más material didáctico del estrictamente imprescindible. En todos los institutos se ha dado la instrucción de que cualquier compra pase por el control del área económica y que se reduzcan al máximo los gastos. Esta política tiene especial incidencia en la formación profesional, una modalidad mucho más práctica que el Bachillerato y en la que se necesita de mucho material. Así, módulos como el de mecánica, climatización o cocina ha visto como aumentaba su matrícula mientras bajaba la dotación presupuestaria.

"Quizás los alumnos, en vez de hacer prácticas individuales, tendrán que hacerlas colectivas", comenta un profesor, advirtiendo de la pérdida de calidad educativa que supone este hecho y el trabajar con medios insuficientes.

Otro de los efectos en los centros es la reducción a la mínima expresión del mantenimiento de los edificios. Algunos de ellos necesitan una capa de pintura, renovación de carpintería o sustitución de persianas, pero estas operaciones se han aplazado por la deuda del Govern balear y se ha limitado la actuación a las intervenciones urgentes e inaplazables. A medio plazo, advierten los directores, esto supondrá un coste mayor, porque las deficiencias irán aumentando y su reparación será más cara.

La "economía de guerra" de los institutos, como lo califica uno de sus directores, obliga a priorizar las actuaciones. En varios centros se ha optado por atender primero los pagos a los pequeños proveedores de la Isla, para no hundir a las pequeñas empresas. Esto provoca que, por ejemplo, al menos dos institutos de la Isla lleven desde principios de año sin pagar la factura de la luz a la compañía eléctrica Endesa.

EL SOIB, EL QUE MÁS DEBE
Los centros que han sido designados para ofrecer cursos del SOIB son los que acumulan a día de hoy una deuda mayor. En este caso, el Servei d'Ocupació convertía a los institutos en centros propios, mediante los cuales impartía formación para desempleados. El instituto era el encargado de contratar el personal, comprar el material y poner las instalaciones, un coste que después le sería retornado por parte del Govern. A día de hoy, tres centros esperan que se les abone el coste de estos cursos, que han tenido que pagar ellos con el dinero que debía destinarse al día a día del instituto.

En este sentido, Rafel Andreu, presidente de ADESME, la Asociación de Directores de Enseñanza Secundaria de Menorca, explica que los institutos están tirando ahora del dinero que los alumnos pagan a principio de curso para abonar el material didáctico. Son cuotas no muy elevadas, a lo sumo unos 50 euros anuales, que sirven de cojín a los centros. Y es que, más allá de las penurias económicas, los directores señalan también la dificultad que supone trabajar sin tener la certeza de cuándo se cobrará el dinero pendiente. Incluso algún máximo responsable de alguno de estos centros empieza a dudar de si este dinero realmente se cobrará, porque no se ha concretado ningún calendario de pagos por parte del Govern.

Estos impagos, además, han provocado que algunos centros renuncien a programas como el de reutilización de libros. En este tema, la situación es más complicada en el IES Maria Àngels Cardona, donde los padres adelantaron el dinero que les tenía que aportar la Conselleria y ahora, una vez se ha decidido suprimir el programa, el instituto debe devolver el dinero a las familias pero no dispone de él porque el Govern no se lo ha pagado.

Desde ADESME, su presidente seguirá reclamando a la Conselleria que afronte los pagos pendientes, aunque Rafel Andreu asegura que "cuando se lo decimos, la respuesta siempre es la misma, que depende de Tesorería".