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Quesería Menorquina (QM) no ha ganado la guerra que libra por su supervivencia pero ha vencido en algunas batallas que le permiten afrontar un plan de viabilidad con garantías. La prueba evidente de este avance es que ha multiplicado por cuatro su producción desde que entró en concurso de acreedores. Aunque mantiene el expediente de regulación de empleo rotatorio, la mayor actividad le ha permitido ampliar la ocupación que hace dos años era de un quince por ciento de sus 174 empleados a un setenta por ciento.

Hoy, probablemente, la antigua fábrica de El Caserío estaría cerrada si no fuera porque en mayo de 2011 se consiguió que Nueva Rumasa vendiera la empresa a los trabajadores y directivos. La compañía se encontraba en situación de quiebra técnica, sin casi volumen de negocio y asfixiada financieramente. Quesería Menorquina entró en concurso de acreedores, evitando la quiebra, y, con una mínima ayuda institucional pudo mantener la fabricación, como mínimo de su cliente de referencia, Mercadona. En ese momento, la fábrica estuvo a punto de paralizar su actividad productiva, lo que habría resultado letal.

La recuperación de la relación comercial con Kraft, desde el pasado mes de abril, y los acuerdos para fabricar la marca blanca de grandes empresas de distribución han sido fundamentales para consolidar el plan de viabilidad. La marca propia de las cadenas de supermercados ya representa el 45 por ciento del volumen de consumo.

El director general de QM, Jesús Esparza, comenta que "se han dado pasos en la buena dirección gracias a la ayuda inestimable de la administración concursal, el sacrificio y colaboración de los trabajadores, la confianza de los proveedores y el apoyo de la Administración". Todo ello ha permitido "construir un plan de viabilidad que soporte una propuesta de convenio". De hecho, el reto es ahora levantar el concurso de acreedores para garantizar la supervivencia de la empresa.

La compañía quesera ha conseguido avanzar en el marco de una economía en crisis y en el año más complicado. Ha sido fundamental el acuerdo firmado el 27 de abril con el Banco de Santander y Promontoria Holding 36BV para cancelar el aval hipotecario de 15 millones de euros, una losa enorme que dejó en herencia la pésima gestión de Nueva Rumasa. El Banco Santander creyó en la viabilidad de Quesería Menorquina y concedió un crédito de 2,5 millones que permitió cancelar la hipoteca, lo que conllevó una mejora en la situación patrimonial de la compañía. Este acuerdo también ha permitido atender los nuevos contratos de venta, al disponer de recursos para la compra de materia prima y ampliar así la producción.

La administración concursal y la titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma facilitaron que se pactara un Expediente de Regulación de Empleo Temporal que también ha sido un factor importante para mantener la actividad de la empresa. Este ERE sigue vigente y se ha renovado cada seis meses.
Jesús Esparza valora que "el compromiso y la responsabilidad de los trabajadores desde que se adquirió la empresa ha sido ejemplar y ha facilitado mucho las cosas para conseguir el objetivo que nos fijamos desde el primer minuto: asegurar la continuidad y mantener el mayor número posible de puestos de trabajo".