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Al Consell le ha salido una nueva oposición a sus proyectos de reforma de los tramos de Alaior-Maó y Ciutadella-Ferreries de la carretera general (Me-1). Los Colegios de Arquitectos y de Ingenieros Industriales han presentado una alegación en contra de las rotondas inferiores que el proyecto propone para mejorar la seguridad en las intersecciones.

Los técnicos asumen "la necesidad de no perder una inversión de 30 millones de euros" y reconocen, a diferencia del GOB, que la asignación por parte del Ministerio de Fomento es finalista y que se perderá si no se ejecuta antes de 2016. También aceptan que la mayoría de aspectos de los proyectos son positivos, como la ampliación de los arcenes a 2,5 metros, la restricción de giros a la izquierda y los pasos soterrados para infraestructuras. Hasta aquí las coincidencias.

"Consideramos -dicen- que los enlaces y los cambios de sentido proyectados mediante rotondas en un nivel inferior no se justifican como soluciones para la seguridad, degradan el paisaje y no se ajustan a la realidad socioeconómica de la Isla". Piden al Consell que reconsidere el diseño y que sustituya los rotondas inferiores por medias rotondas en superficie, una solución mucho más económica y que pueden ejecutar empresas de Menorca. El Consell discrepa de esta propuesta, puesto que la ley no permite los giros a la izquierda en puntos de las carreteras con una densidad de tráfico superior a 5.000 vehículos por día. En verano la "general" llega a los 19.000 coches.

Los arquitectos y los ingenieros industriales aportan unos datos de accidentes en la Me-1 entre 2006 y 2008 y afirman que el 85 por ciento son por causa de la distracción del conductor, el exceso de velocidad y no hacer caso de las señales, por tanto la "general" tiene una "siniestralidad baja" y que los accidentes "tienen poco que ver con el diseño o el estado de la carretera".

Los técnicos advierten del efecto negativo que las rotondas a nivel inferior tendrían sobre el paisaje, que "es el principal activo del casi único motor económico de la Isla, el turismo". Después de considerar que la carretera "es un mirador", ponen como ejemplo de impacto negativo la obra de la variante de Ferreries. Afirman sin tapujos que esta obra ha degradado la zona y ha creado "el típico paisaje de una vía periférica de circunvalación".

Los dos colegios oficiales reclaman en su análisis infraestructuras dimensionadas al territorio y aseguran que las obras que plantea el Consell "no generan actividad económica". Lamentan que las grandes infraestructuras no estén al alcance de las empresas locales, que han de conformarse con papeles secundarios.

También consideran que el mantenimiento de grandes infraestructuras genera costes excesivos, difíciles de soportar por parte de las administraciones, y ponen como ejemplo la desalinizadora de Ciutadella, que todavía no se ha puesto en marcha, y el gasto de iluminación del túnel de Ferreries, que podría suprimirse si Europa modifica una norma que permita no iluminar durante el día los túneles de menos de 100 metros.

Una última reflexión de los técnicos se refiere a la densidad del tráfico. Afirman que la intensidad media diaria (IMD) en 2008 entre Alaior y Maó fue de 12.661 vehículos y entre Ciutadella y Ferreries de 10.827, con un descenso en dos años del 11 y el 7 por ciento, respectivamente. Los dos Colegios reflexionan que la tendencia a la disminución del tráfico se ha mantenido. Aportan el dato del consumo de gasolina sin plomo y gasóleo que entre 2008 y 2011 ha pasado de 52.507 toneladas equivalentes de petróleo a 46.266 toneladas. Concluyen que plantear hoy un diseño de carretera con los datos de densidad de tráfico de 2008 "no responde a la realidad socioeconómica actual".

Por todas estas razones, los arquitectos y los ingenieros industriales piden al Consell que revise el diseño, elimine las rotondas a nivel inferior y opte por las medios rotondas para los giros a la izquierda.