Colegio. Miembros de la comunidad educativa bajo la cornisa de la fachada dañada - Paco Sturla

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Pendiente de una cornisa con parte del forjado al descubierto. Así lleva cerca de año y medio la comunidad educativa del colegio público Mateu Fontirroig de Maó en el que estudian 450 niños, entre 3 y 12 años, y trabajan 33 profesores. Y es que a pesar de las reiteradas quejas de la dirección del centro y de la APIMA solicitando el recubrimiento de la zona afectada para evitar filtraciones y la oxidación del mallazo, ni la Consellería de Educación ni el Ayuntamiento se hacen responsables de los necesarios arreglos. Padres y profesores temen algún accidente si las administraciones no actúan a tiempo y por eso hacen un llamamiento público para que tomen cartas en el asunto.

Según explica la dirección del centro, en julio de 2011 informó a ambas administraciones del peligroso estado de las cornisa del viejo colegio construido hace 33 años. Existía riesgo de desprendimiento del material que recubría el forjado a raíz de la corrosión del mallazo. Ante la alarma dada por el centro, en septiembre de 2011 el Ayuntamiento realizó una intervención de urgencia apenas unos días antes del inicio del curso. Picó la cornisa en la zona del patio y la cocina, dejando al descubierto parte del forjado. Sin embargo y, a pesar de que también era necesario, no hizo lo mismo en la fachada principal del colegio donde se encontraba la rampa de acceso para minusválidos. Debido al riesgo de desprendimientos, la dirección optó por cerrar provisionalmente este acceso y habilitó otro en la parte trasera a través de un camino de gravilla. En diciembre de 2011, el centro recordó al Ayuntamiento que las obras de reparación de la cornisa estaban inacabadas, incluso el IBISEC el Institut d'Infraestructures i Serveis Educatius i Culturals, dependiente de la Conselleria Balear de Educación, emitió un informe recalcando esta situación.

La dirección explica que los pasados meses de octubre y noviembre se reunió en busca de una solución con el delegado de la Conselleria balear de Educación en Menorca, Julián Hernández, responsables del Ayuntamiento y del IBISEC. Sin embargo, nadie se responsabilizó de las obras a ejecutar esgrimiendo que no eran de su competencia, si bien el Ayuntamiento terminó de picar la fachada principal para evitar desprendimientos y el colegio abrió el acceso principal al centro. Actuación que la dirección agradece al Consistorio, aunque sigue siendo incompleta. "El Ayuntamiento demuestra gran voluntad, pero no sabemos si obedece a que en el fondo sabe que es el responsable de dar una solución", señalan desde el colegio. "La Conselleria dice que el Ayuntamiento no ha hecho un mantenimiento adecuado de las tuberías y esto ha dañado la zona, mientras que el Ayuntamiento argumenta que después de 30 años es normal que la estructura sufra algunos daños, pero que sólo se ocupan de las obras de mantenimiento y que es la Conselleria quien debe arreglar la estructura", añaden.

La comunidad educativa afirma que un informe elaborado por la Conselleria de Educación el pasado mes de diciembre sobre el estado actual de la cornisa revela que de no actuar en los próximos meses, la zona quedará totalmente dañada al incrementarse la oxidación del mallazo con el paso del tiempo. Asegura estar muy preocupada al apuntar la Conselleria la necesidad de aislar el forjado que está al descubierto recubriendo la zona con resinas de tipo epoxi para proteger así la estructura. Pero además de los problemas con la cornisa, la dirección del centro ha tenido que hacer frente a las deficiencias detectadas en las obras de mejora recientemente ejecutadas en este centro como goteras y fallos en la calefacción y aire acondicionado. "Estas cuestiones se van solucionando poco a poco por parte del Ayuntamiento, pero con la cornisa llevamos luchando dos años y no vemos respuesta", lamenta.