Obispo de Roma. El Papa Benedicto XVI presentó la renuncia por su avanzada edad y falta de energía para mantener el gobierno pastoral de la Iglesia - Archivo

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La Diócesis menorquina ha recibido con sorpresa y con respeto la renuncia del Papa a continuar su Pontificado. La decisión, hecha pública ayer, ha tenido un enorme impacto mediático y una repercusión espiritual para los católicos y creyentes de la Isla. El obispo Salvador Giménez Valls resalta "este cúmulo de impresiones que me afectan de modo especial" y las resume en sorpresa, admiración, agradecimiento y respecto. El prelado recalca su sorpresa por lo inesperado de la noticia; su admiración "por la vida y la obra de este gran hombre"; la gratitud por "el gobierno pastoral" en estos casi ocho años de magisterio y respeto "por la decisión tomada a conciencia". Para monseñor Salvador Giménez "ha sido un gran y un buen pastor para los católicos que ha sabido estar a la altura de las circunstancias actuales, orientando constantemente al pueblo de Dios para que cada cristiano viva el encuentro personal con el Señor resucitado con alegría y entusiasmo para comunicarlo a los demás". Asegura que "siempre me ha impresionado la manera de escribir de Benedicto XVI, muy profunda y a la vez muy accesible a todos los cristianos, y especialmente el entusiasmo que pone para que todos tengamos un encuentro personal con Cristo y vivamos con alegría la fe".
Gerard Villalonga. El vicario general de la Diócesis ensalza el ministerio del Papa "que ha sido muy iluminador para todo el pueblo de Dios". Señala que "como sucesor de Pedro ha reforzado la fe de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, y ha sido un referente tanto por su doctrina como por su vida. Considero que es un hombre profundamente humilde y a la vez un gran sabio". Villalonga se refiere a que la decisión "me ha provocado dolor, por el sentimiento de separación, a la vez que un profundo respeto por su decisión, porque ha sido tomada a conciencia. A una persona de la categoría del Papa hay que respetarle su renuncia". El vicario general afirma que "desde la Iglesia de Menorca rezaremos por el Papa Benedicto XVI, para que Dios le dé muchos años de vida y salud para que pueda rezar por nosotros. La Iglesia debe tener esperanza y que el Espíritu Santo nos otorgue el pastor que necesitamos en nuestro tiempo".

Guillem Ferrer Monjo. El diácono destaca la sorpresa generalizada a nivel planetario como también en el ámbito insular. "Pese a que la renuncia del Papa a su Pontificado está reconocida por el Derecho Canónico, no es una decisión habitual. Veníamos del largo Pontificado de Juan Pablo II. La renuncia ha creado expectación no sólo en el ámbito eclesial sino también a nivel mundial porque hablamos del líder espiritual más importante del mundo". El diácono señala "el sentimiento personal de profundo respeto y admiración por la decisión tomada. Es un hombre intelectual de la fe y ha puesto su don, su pensamiento e inteligencia, al servicio de la caridad cristiana". Apunta que antes de ser nombrado Papa "fue definido como intransigente, pero en cambio ha demostrado gestos de un espíritu evangélico impresionante, como por ejemplo, saber pedir perdón en público o escribir textos y encíclicas sobre la evidencia de la caridad en los cristianos". Argumenta que "su decisión le honra porque ha sido tomada de forma humilde, desde la convicción de que la barca de la Iglesia necesita de alguien fuerte que lleve el timón, y él ha sido consciente de que hasta aquí había llegado". Ferrer añade que "lo que hace grande su decisión es el anuncio de dedicarse a la plegaria y al estudio, continuando al servicio a la Iglesia con una vida sencilla y austera".

Llorenç Sales Barber. El sacerdote más joven de la Diócesis menorquina opina que "la decisión hecha pública ayer resume su Pontificado: ha sido valiente, ha puesto las bases sólidas de la Iglesia, ha sido un Papa teólogo y no ha tenido miedo de sanear los problemas internos de la Iglesia". Comenta que "a nivel personal me duele, porque ha sido el primer Papa que he visto en persona en la Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Madrid en agosto de 2011". Cuando lo tuvo más cerca fue en la misa con los seminaristas en la Almudena. "Yo era aún diácono y sentí una profunda emoción al verlo como nos hablaba con aquel amor de padre, que nos quería encaminar en el sacerdocio". Llorenç Sales solo lamenta que "no haya terminado la trilogía de encíclicas: la primera dedicada al amor, la segunda a la esperanza y solo faltaba la tercera dedicada a la fe". Destaca que "con un lenguaje profundo y llano nos ha llevado a los cimientos de la fe cristiana y junto a él hemos celebrado hechos fundamentales: el Año Sacerdotal, el Año de la Fe, el Año de San Pedro...".

Carmen Mesquida. La abadesa del Monasterio de Santa Clara opina como cristiana y afirma que "su decisión demuestra que es un hombre de 'seny' y responsable, humilde por no estar apegado a su responsabilidad y porque, por su edad o falta de fuerzas, ha mirado por el bien de la Iglesia. Es una decisión muy elogiable y digna. Doy gracias a Dios por esta lección de valentía y humildad".