Bloque. Las dos plantas de apartamentos de lujo ya están acabadas y los bajos están preparados para acoger locales comerciales - Gemma Andreu

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Transcurridos más de seis años desde que comenzara la urbanización de Es Coll des Vent, en el puerto de Maó, el resultado definitivo de este proyecto toma forma, con la finalización del bloque de viviendas que mira a la Colàrsega y el acondicionamiento de las parcelas públicas que están al final de la fachada marítima de la ciudad, en la denominada unidad A8 del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).

Después de un cambio de empresa constructora en la ejecución de las dos plantas de adosados de lujo y de la mejora del acantilado –la empresa Torrent Coll S.L. fue sustituida por Beta Conkret, S.L.-, la promotora catalana Silarmax, S.L. ha acometido los trabajos contemplados en el convenio que firmó con el Ayuntamiento, según el cual se comprometía a arreglar el espacio público próximo a las viviendas y a habilitar un parque y unas escaleras de acceso que conectarán la Colàrsega del puerto con el barrio de Dalt Sant Joan, concretamente con la calle Fornells, tal y como ha explicado la teniente de alcaldía de Urbanismo, Ana Lía Noval.

Los bajos del edificio de apartamentos se reservan para locales comerciales, de acuerdo con el proyecto original. Fuentes de la promotora Silarmax confirmaron ayer el buen ritmo que llevan los trabajos y señalaron que la previsión de finalización de las obras de acondicionamiento de la zona pública y la conexión con Dalt Sant Joan es de tres meses, por lo que este verano la fachada marítima de Maó, al final de su largo puerto, tendrá ya una imagen renovada.

Retraso
Según la concejala Ana Lía Noval, la crisis económica y el atasco que se produjo en la concesión de licencias en el Ayuntamiento durante el pasado mandato, han motivado el retraso en el desarrollo urbanístico de esta zona. "El convenio es de hace años, pero hubo un incumplimiento de plazos por parte del anterior Consistorio, ya que se dio la licencia de obras para las viviendas pero no la licencia del proyecto de urbanización de la zona pública", ha explicado Noval, quien valora positivamente la apertura de un nuevo acceso desde el puerto a la ciudad.

El ajardinamiento y la plaza pública estarán frente a las construcciones históricas d'Es Coll des Vent, la finca situada a continuación de s'Hort Nou, y el proyecto incluye también el arreglo de la fachada de un edificio singular y que ya contaba en su origen con un pequeño jardín.

Se trata de un conjunto arquitectónico que es "pura escenografía" sobre el puerto de Maó, señalan la archivera del Ayuntamiento, Ángeles Hernández, y Alberto Martínez, autores de un artículo publicado en la revista de la Mare de Déu de Gràcia de 'Es Diari' del año 1989. Y es que dicha construcción fue concebida, explican, "como un marco ideal para mayor placer de las horas de ocio y esparcimiento" que pasaban los propietarios de la finca, que originalmente, en el siglo XVIII, fueron las familias Portella y Llinyà.

El estado actual del conjunto arquitectónico es ruinoso. Hace ya más de veinte años, mucho antes de que se iniciara el plan de desarrollo urbanístico que ahora está a punto de concluir, cuando el "Menorca" publicó el artículo sobre esta finca privilegiada y exótica al final del puerto, se recomendaba una actuación urgente para que no se perdiera este patrimonio.

Desde la promotora informaron ayer que el proyecto técnico d'Es Coll des Vent incluye la consolidación de la fachada del edificio, respetando las piezas originales que la conforman; además, está previsto iluminar el conjunto para que sea un punto de referencia de la Colàrsega.

La zona delantera será un paso pavimentado e iluminado que une la escalera que se realiza al final del edificio y llega a la calle Fornells en un agradable camino que sube por el acantilado.

La finca d'Es Coll des Vent fue vendida en 1795 por la viuda de Portella, Joana Llinyà, y sus hijos al apotecario Bartomeu Mercadal i Pons. Entre 1795 y 1825, año en que Mercadal, para hacer frente a sus acreedores y evitar la venta judicial de sus bienes hace donación de los terrenos a uno de sus hijos, la propiedad se transforma en un huerto y adquiere probablemente, según relata la archivera municipal, su fisonomía actual; también fue entonces cuando se construyó la edificación principal.

El 'Verger Gran' de la Colàrsega continuó en manos de la familia Mercadal hasta 1880 cuando se vendió a Josep Germen, y sucesivos cambios registrales llevaron a la situación actual. En cuanto a las características arquitectónicas, la fachada no se correspondía con la edificación posterior, pero creaba la falsa imagen de gran vivienda y aportaba a todo el conjunto la imagen de un gran jardín romántico.