Maó. José Yáñez Maldonado ha recibido la distinción de Andaluz del Año con gran emoción - Javier

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Nació en el corazón de Granada y lleva Albayzín en lo más hondo de su ser. A pesar de los años que lleva en Menorca, José Yáñez Maldonado, el recuerdo vivo de sus raíces y la implicación en la sociedad que lo adoptó siendo jovencito, le ha valido ser nombrado Andaluz del Año 2013 por la Casa de Andalucía de la Isla. Recibe el distintivo con auténtica emoción, de la que llena los ojos de lágrimas, y lo disfruta algo tímido admitiendo cierto nerviosismo para cuando llegue el momento, el próximo jueves a las 20 horas en el Teatre Principal de Maó, cuando reciba el honor durante la ceremonia de la celebración del Día de Andalucía.

Ser Andaluz del Año es todo un honor y además serán dos los que lo han recibido en su casa, ya que su esposa, Josefa Morillas, también lo fue en 2011.
La verdad es que me hace mucha ilusión (suspira). El día que me lo dijeron me emocioné, como ahora, no puedo evitarlo. No es que sea nada muy trascendental pero te llega al corazón porque son muchos compañeros y gente que interviene en la votación, luego te das cuenta que con el tiempo la gente te aprecia. Tampoco me lo esperaba porque mi esposa lo había sido recientemente. Ella fue durante ocho años concejala de la oposición en el Ayuntamiento de Maó y había ayudado bastante a la Casa de Andalucía, no de forma directa, pero si hacía todo lo que podía. Además los dos siempre hemos estado muy implicados con la Casa de Andalucía.

¿Cuáles son sus orígenes andaluces?
Nací en la Medina de Granada y allí vuelvo siempre que visito mi barrio. Viajamos frecuentemente a Andalucía, yo con solo pisar esas callejuelas ya me quedo satisfecho. Viví en Granada con mis padres y mis hermanos, somos tres, hasta los 18 años cuando me trasladé a Suiza para ampliar conocimientos de lo que era mi profesión, la de cocinero, por la que sentía auténtica pasión. Entonces me trasladé a Suiza donde estuve estudiando y trabajando en un restaurante hasta que tuve que elegir entre quedarme allí o venir a España a hacer el Servicio Militar y me tocó Menorca por casualidad, yo había mostrado preferencias por Mallorca y Eivissa.

¿Cómo echó raíces aquí y se aventuró como empresario?
Pronto vino mi novia y también mis padres y hermanos. Aquí también están seis de los hermanos de mi esposa. Nos casamos, estuve tres años trabajando en la cocina del restaurante Son Rossinyol donde pude aplicar lo que había aprendido en Suiza y tuvimos mucho éxito. Al cabo de este tiempo abrimos, con mi mujer, la primera carnicería Duchisela donde ella había tenido una tienda de ropa para niños y poco a poco ampliamos el negocio con otras tiendas, participando en algunos supermercados y ahora estamos en el Polígono. Lo último que hemos hecho es el aceite Malbúger Nou. Dos de mis hijos, Penélope y David, trabajan en el negocio familiar y el pequeño, Pepe, ha terminado recientemente los estudios de Ingeniería de Energías Renovables. Todo lo que ahora tenemos es fruto del esfuerzo de muchos años, Pepita y yo empezamos de cero y conseguimos tirar adelante con la empresa a base de muchas horas y empeño. A veces me dicen que hemos tenido suerte, pero la suerte también hay que buscarla. El esfuerzo ha valido la pena.

Además de su faceta empresarial también se ha implicado en distintos ámbitos sociales.
Sí, especialmente con la Casa de Andalucía, canto en el Coro Rociero y actúo con la Compañía Federico García Lorca. También llevo años con el Cor dels Amics de l'Òpera de Maó. Y soy vicepresidente del Club de Tenis, también de Maó, desde hace años. La verdad es que de nada me es ajeno, lo único que no hago es bailar flamenco.