ADAPTACIÓN. El cambio de sentido de Camí des Castell y de la calle del Carme aplicado desde el pasado viernes ha despistado a algunos conductores - Paco Sturla

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Los cambios de sentido de circulación se han convertido estos días en un tema de conversación recurrente. Del mismo modo que en los ascensores la gente suele hablar del tiempo, las charlas se centraban ayer en el interior de los comercios del Camí des Castell en las modificaciones de tráfico impulsadas por Ayuntamiento.

Mientras algunos propietarios de los establecimientos de la zona continuaban defendiendo a capa y espada una medida que, según recalcaron, dinamizará una calle que tras las obras llevadas a cabo en la Plaça del Príncep había quedado marginada, la gran mayoría se quejaba del incremento de tráfico y, en especial, de la gran velocidad a la que circulan los vehículos.

"Yo estaba a favor del cambio de sentido, pero una vez llevado a cabo me he quedado atónita por la gran cantidad de coches que hay y, sobre todo, por lo rápido que pasan", aseguró la propietaria de la tienda de ropa JC, quien incluso llegó a afirmar que, tal vez, los comerciantes se han equivocado al solicitar este cambio y auguró que la situación se complicará durante el verano. En este punto, consideró que lo más adecuado hubiera sido realizar en primer lugar las obras que convertirán el tramo del Camí des Castell más cercano a la Plaça del Príncep en una nueva Zona 20, una actuación que el Ayuntamiento prevé realizar una vez finalizada la temporada estival.

El peligro para los viandantes debido a la alta velocidad de los automóviles es también advertido por otros vendedores de la zona. "Antes los peatones podían pasear tranquilamente y ahora es imposible, los vehículos van demasiado rápido e incluso pueden suponer una amenaza para los niños y padres del Colegio Corazón de María", afirmó una dependienta.

Sin embargo, otros comerciantes ven con buenos ojos el incremento de tráfico en la zona puesto que, según aseguran, da más alegría a una vía que había quedado aislada. "Esta medida ha dado vida a una calle que hasta el momento estaba muerta", indicó la dueña del estanco del Camí des Castell. De la misma opinión era la dependienta de La Casa del Mimbre, quien subrayó que el cambio de sentido de circulación era la mejor solución de todas las alternativas posibles para dinamizar la zona.

Las mismas ventas
El mayor trasiego de vehículos no se ha traducido, sin embargo, en un incremento de las ventas, al menos por el momento. "Hay muchos más coches, pero no más gente", subrayó uno de los vendedores. Más contundente se mostró la dependienta de otra tienda de ropa de la zona, quien aventuró que el Camí des Castell acabará por convertirse en una "carretera de paso".

En esta línea, la gran mayoría de los propietarios apuntaron ayer no haber notado ningún cambio a nivel comercial, aunque todos matizaron que todavía es pronto para realizar una valoración. "Hasta dentro de un par de meses, cuando los ciudadanos se acostumbren a esta medida, no creo que se produzca un incremento de la actividad", manifestó por su parte el propietario de Fortuny, Alberto Fortuny, quien se mostró convencido de la idoneidad de la iniciativa que, según precisó, ya estaba prevista cuando se llevó a cabo la rehabilitación de la Plaça del Príncep.

De este modo, Fortuny desgranó las ventajas del cambio de circulación de la calle entre las cuales destacó el atractivo del Camí des Castell, lo que lo convierte en una agradable entrada al centro de Maó, y la presencia de zonas de aparcamiento como Sa Sínia des Cuc, la Plaça Miranda o el nuevo solar de Catisa.

Una postura similar mantenía el dueño de la Llibrería Tramontana, Cristóbal Tomás, quien añadió que el nuevo acceso permite además una mejor conexión con el puerto y el centro de la ciudad. Por su parte, la dependienta de la tienda Es Bonsais subrayó ayer que el cambio de sentido puede traducirse a largo plazo en un aumento de las ventas al otorgar más visibilidad al establecimiento.

En general, todos los comerciantes coinciden en señalar que un cambio de sentido de circulación es siempre difícil de asimilar y que, por tanto, la medida aplicada en Camí des Castell necesitará de un proceso de adaptación. Mientras tanto, los conductores y también algunos vecinos andan todavía algo despistados y no son pocos los que estos días han dado más vueltas de las habituales para llegar hasta sus destinos.