TW
0

Después del escándalo levantado en toda Europa por su caso y su reciente absolución por la Audiencia de Barcelona, Ciutadella se ha convertido en el tranquilo escondite escogido por el doctor peruano Carlos Morín, para el que la Fiscalía pedía 273 años de cárcel por practicar 89 abortos ilegales a mujeres en avanzado estado de gestación en sus clínicas de Barcelona. El médico que proclamó en su día que el aborto es sólo "una incidencia en la vida de una señora", fue absuelto en enero junto a sus colaboradores, entre ellos su esposa y socia, María Luisa Durán Salmerón, para quien la fiscal pedía 171 años de cárcel.

Cámara oculta

El caso se destapó a raíz de una grabación con cámara oculta de la televisión danesa. Morín fue encarcelado, y sus clínicas cerradas. El Ministerio Fiscal solicitaba para él 273 años de prisión por practicar 89 abortos ilegales en sus clínicas de Barcelona movido únicamente por el dinero. Tras su absolución por la Justicia -la decisión ha sido recurrida ahora por la Fiscalía del Supremo-, el matrimonio Morín-Durán ha buscado refugio en la tranquilidad de su residencia menorquina, en el Passeig Marítim de Ciutadella, como buscando que el viento de la Isla barra para siempre el eco mediático que ha rodeado el proceso.

Contactada la pareja por 'Es Diari', la mujer del médico peruano entierra en el primer minuto de conversación telefónica toda esperanza de conseguir una entrevista: "Olvídelo, nuestro abogado nos ha aconsejado que no hagamos declaraciones tras la sentencia".
La insistencia no da resultado. "Han pasado cinco años muy duros para nosotros. Al final, las cosas han terminado como tenían que terminar. Mi esposo y yo queremos vivir tranquilos". Una lacónica declaración, con la que los protagonistas del caso quieren dar carpetazo a su particular calvario en los tribunales.

Embarazos de 31 semanas

Morín, el hombre que en el reportaje televisivo aseguró que no era un "problema" practicar un aborto a una mujer embarazada de 31 semanas, hizo fortuna en Barcelona gracias a cinco clínicas -TBC, Emece, Ginemedex, CBC y Barnamedic-, que, hasta ahora, permanecían precintadas por las autoridades. Antes del juicio, sin embargo, su abogado declaró al periódico "La Razón" que el matrimonio vivía en la ruina.

El reportaje grabado por la cadena DR ilustró claramente la forma de ver el 'negocio' de Morín. A las preguntas de los periodistas sobre si los fetos a los que se induce la muerte podrían sobrevivir fuera del útero, el ginecólogo declaró: "Yo no soy un filósofo, no estoy aquí para preguntarme si un feto respiraría o no".

Y añadió, al ser interpelado por los autores del reportaje por los supuestos reparos morales que habría que poner a su acción: "Coja su moral y quédesela, que usted tiene la suya, yo la mía; no tengo nada a ver con su moral".

Para la Audiencia de Barcelona no existe el delito, ya que todas las interrupciones de embarazos se hicieron con el consentimiento y petición expresa de las embarazadas. No cabe, pues, siguiendo este razonamiento, otra solución posible que la absolución de todos los inculpados por los tribunales de justicia.