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El rebosadero propuesto por el Ayuntamiento de Ciutadella como parche para dar salida, provisionalmente, al problema endémico del vertido de fecales en Baixamar supondría que las aguas residuales acaben desembocando en el puerto, "una bahía cerrada y con poca renovación de agua".

Así lo advierte el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Joan Josep Morro, en su declaración ante el juez, en el marco de las diligencias abiertas por el Juzgado de lo Contencioso número 1 de Palma para resolver el recurso interpuesto en 2009 por la propiedad de un restaurante por el mal funcionamiento del alcantarillado, del que culpa a la Administración municipal.

Desde hace años, la titular del establecimiento, la sociedad Capllonch 15 SL, reclama una solución definitiva las inundaciones periódicas que sufre su local cada vez que llueve con abundancia y el sistema de recogida de aguas residuales se revela insuficiente para cumplir su cometido.

El recurso fue interpuesto hace cuatro años por la mercantil e iba dirigido contra las desestimaciones por silencio administrativo provocadas por la -en su opinión- "absoluta inactividad" del Ayuntamiento ante las denuncias presentadas por la propiedad los días 6 y 13 de septiembre de 2005, 8 de febrero de 2007, y 5 y 6 de febrero de 2009 relativas a las inundaciones producidas en el restaurante, arrendado en la actualidad a la entidad Cactus Bar Ciutadella SL. El caso ha ido quemando etapas judiciales y ahora está a la espera tan sólo de sentencia.

El fondo de la cuestión

El problema de fondo, admitido por el propio Ayuntamiento, consiste en que la red de alcantarillado no está separada de la red de aguas pluviales, y, por ese motivo, cuando llueve de forma abundante el flujo que transcurre por las tuberías de la red de aguas residuales no da abasto y las tuberías que se hallan en las cotas más bajas, como son las del puerto de Ciutadella, se desbordan, causando "graves perjuicios" a los propietarios del local y a la empresa arrendataria.

Después de presentar hasta cinco denuncias entre 2005 y 2009, éstos decidieron llevar el caso ante la Justicia y pedir que se ejecute una nueva red de pluviales como única forma de asegurarse que estas situaciones no vuelvan a reproducirse en el futuro.

En su escrito de contestación a la demanda, el Ayuntamiento recuerda al juez que es la Administración la que debe decidir qué red de saneamiento necesita, pero admite, tomando prestadas las palabras del ingeniero municipal en su testifical, que la solución "ideal" sería disponer de una red separativa, "red de alcantarillado y red de pluviales con diámetros suficientes". Al no ser éste el caso, según reconoció el propio técnico ante el juez, y mientras no se puedan ejecutar las obras de mejora, "es buena solución temporal ejecutar un rebosadero, de tal manera que cuando la red de alcantarillado entre en carga se desvíe el caudal que no se puede absorber a la red de pluviales, o directamente al mar".

El mismo ingeniero municipal, Joan Moll, concluía su declaración afirmando que "para resolver la problemática definitivamente debe ejecutarse una nueva red de pluviales y de alcantarillado, y obligar a conectar las aguas pluviales a la red de pluviales, ya que actualmente muchas aguas pluviales están conectadas indebidamente a la red de alcantarillado".

Sistema de rebosaderos

Para la parte demandante, sin embargo, la instalación de un rebosadero no es una cuestión baladí. En su escrito de conclusiones, presentado ante el Juzgado de Palma el pasado diciembre, afirma que la instalación de un rebosadero es, en cualquier caso, una solución "inadecuada", ya que implica "verter las aguas fecales dentro del mismo puerto de Ciutadella, zona residencial y de ocio, de afluencia turística de máximo interés, con los problemas de olores, sanitarios y de diversa índole". Al respecto, y en tono de humor, asegura que los problemas citados son "de una evidencia tan palmaria que es mejor no explicar para no provocar arcadas a quien tenga que leer este escrito".

En sus alegaciones, firmadas por Santiago Saura el pasado 21 de marzo, el Ayuntamiento explica que la solución a largo plazo de construir una red de pluviales y de residuales con mayor diámetro que la existente resulta "de imposible implantación técnica y económica actualmente y probablemente por mucho tiempo", por lo que aconseja un sistema de rebosaderos. Una conclusión a la que -insiste- llega también el propio ingeniero Joan Josep Morro en su informe. Éste, pese a admitir que "no es la solución óptima", reconoce, en cambio que sí es "la más rápida y económica".

Lo "más fácil", para el técnico y arquitecto al que la propiedad del bar encomendó el dictamen, es que se desvíe el agua sucia hacia el mar, "cuidando que no se viertan en él los residuos urbanos". "Esto se puede hacer –indicaba- derivando directamente al mar o bien al colector de pluviales que existe allá".

El Juzgado decidirá ahora, aunque persiste la pregunta de fondo: ¿es admisible, desde el punto de vista medioambiental, verter las aguas fecales expulsadas por el sistema a la bahía de Ciutadella?. El Ayuntamiento, en cualquier caso, parece no poner reparos a este hecho y fundamenta su defensa en cuestiones de índole técnica y de formalidad legal. En tiempos de crisis, no hay lugar para agendas 21.