Deterioro. El Ayuntamiento busca financiación para rehabilitar este bien etnológico, cultural y turístico - Gemma Andreu

TW
0

Empezaron siendo cuatro y ayer ya eran 18 los vecinos de Es Castell que herramienta en mano trabajaban codo con codo para desbrozar, limpiar y reconstruir los alrededores abandonados del Molí de Santa Creu.

Esta actuación, promovida por el Ayuntamiento de la localidad, desde hace apenas dos meses reúne de cuatro a seis de la tarde cada martes y jueves a un grupo de voluntarios comprometidos con el patrimonio etnológico de su pueblo. Los amigos de la Illa del Rei sentaron cátedra en la Isla y su ejemplo prolifera para bien del patrimonio histórico menorquín.

El alcalde de Es Castell, Lluís Camps, se muestra orgulloso de la respuesta ciudadana encontrada en un momento en el que la economía del Ayuntamiento no está para grandes dispendios. El objetivo del Consistorio es recuperar este bien etnológico a fin de dotarlo en un futuro de un uso cultural y turístico, del mismo modo que hará con el molí del Camí de Maó recientemente adquirido por 62.000 euros.

El de Santa Creu, fue comprado por el Consistorio hace tres años por cerca de 70.000 euros, pero desde entonces no se ha hecho nada y su deterioro sigue avanzando. Por este motivo, y a la espera de encontrar patrocinio y financiación para su rehabilitación, vecinos de Es Castell y algún que otro voluntario de fuera del municipio, trabajan en la recuperación del entorno.

De momento, trabajan en la reconstrucción de las 'parets seques' y en el desbroce del terreno. "Del molino no hemos tocado nada y Patrimonio aún no ha intervenido, pero hoy mismo (por ayer) hemos tenido una reunión con la arqueóloga del Consell para sentar las bases de la rehabilitación cuando tengamos la financiación que creo será en breve", avanzó el alcalde.

Junto a él, con 79 años de edad, y herramienta en mano cedida por la brigada de obras, se encontraba el expresidente del Club de Jubilados de Es Castell Ignacio Enseñat y Paco Sintes, de 75 años, varios albañiles, miembros del Club de Jubilados, de la Casa de la Cultura, algún bombero compañero de profesión del alcalde y el concejal de Medio Ambiente, Dionisio Marí. Por la vía de los hechos, el viejo Molí de Santa Creu hace pueblo.