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Lo ruso está de moda en Balears. A los esfuerzos para atraer a los turistas del inmenso país euroasiático hasta el archipiélago hay que sumar el interés de los rusos por la compra de segundas viviendas en España, y últimamente en Balears. Conocedores de esta situación, la inmobiliaria menorquina Fincas Llonga ha decidido dar un paso más para captar estos clientes y se desplaza hasta Rusia para asistir a la feria más importante del sector inmobiliario del país.

La Property Worldwide reunirá a agencias inmobiliarias de todo el mundo sabiendo que en Rusia hay dinero e interés por invertirlo. Hasta ahora, solamente Alicante, Torrevieja y Madrid estaban presentes en este certamen. A partir de la próxima semana, Menorca se sumará a la lista. Fincas Llonga viaja a Rusia con un catálogo de viviendas prácticamente todas ubicadas en Ciutadella.

El responsable de la agencia, Joan Villalonga, asegura que existen tres perfiles de compradores rusos. El primero es quien busca una tercera o cuarta residencia a un precio que oscila entre los 150.000 y los 300.000 euros. El segundo es el comprador que busca un inmueble de lujo, preferentemente un palacio en el núcleo antiguo o un chalet con algún elemento que lo haga diferente al resto. Su presupuesto ronda entre el medio millón y los dos millones de euros. Y por último, están los inversores que buscan grandes compras como hoteles, complejos o proyectos residenciales. En este caso, el presupuesto no es problema.

Las estadísticas dicen que hay unos 75.000 rusos interesados en comprar un inmueble en España. Villalonga confía que alguno de estos opte por Menorca. De hecho, en los últimos meses ya se han realizado algunas operaciones de gran montante, siempre desde la discreción. "Los rusos pasan desapercibidos, hacen las cosas sin hacer ruido", comenta el agente inmobiliario.

El mercado ruso puede ser una salida a la situación de relativo estancamiento que vive el sector inmobiliario en Menorca. Si bien Villalonga asegura que "se realizan ventas", admite que aquellos inmuebles de más de 300.000 euros son complicados de vender. Los rusos tienen poder adquisitivo para comprar, y además valoran especialmente de Menorca su seguridad, tranquilidad y el entorno natural.