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"Las relaciones con Autoridad Portuaria no pasan por su mejor momento, pero no voy a alentar la polémica". Así se expresa la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, que prefiere "pensar en positivo sobre el futuro del puerto".

La moderación de sus declaraciones no significa que se conforme con la respuesta que Autoridad Portuaria ha dado al Club Marítimo de Maó, retrasando sin fecha el cumplimiento de su compromiso para dotar de amarres a esta entidad. Dice la alcaldesa: "También me siento decepcionada".

El próximo jueves se reúne el Consejo de Administración de APB y Reynés piensa insistir en la propuesta de conceder al 'Marítimo' una ocupación temporal en Cala Figuera para que pueda gestionar este verano una sesenta amarres. De hecho, este objetivo es el que se pretende conseguir con el acuerdo del pleno municipal, aprobado por unanimidad, de respaldo a las reivindicaciones del Club Marítimo.

El presidente de Autoridad Portuaria, José María Urrutia, se comprometió con el presidente del 'Marítimo', Nemesio Suárez, para ceder amarres antes de junio, según confirman varias fuentes. Su primera intención fue que el Club gestionara los puntos entre la escultura de la sirenita "Mô" y el restaurante La Minerva.

Sin embargo, el Ayuntamiento no era partidario, puesto que ya existen concesiones a empresarios locales y habría resultado una medida perjudicial para ellos. Por ese motivo se planteó la alternativa de Cala Figuera, junto a las instalaciones deportivas del club y actualmente sin uso. La alcaldesa opina que esta ubicación "no es hipotecar el futuro", puesto que se puede explotar como una concesión temporal, aunque en el futuro APB convoque un concurso.

Estas ideas han sido transmitidas por Reynés a Urrutia, aunque la alcaldesa reconoce que no ha obtenido respuesta.

La sentencia que anula el concurso de adjudicación a Trapsa de los amarres que gestionó el 'Marítimo' en el muelle de Levante se ha visto como un motivo de distanciamiento con APB. Águeda Reynés discrepa y cree que "debería ser una oportunidad para alcanzar acuerdos a tres bandas, el club, APB y Trapsa".

La alcaldesa considera que el puerto debe orientarse hacia los cruceros y el turismo náutico, debido a la pérdida de actividad en el tráfico comercial. "Para ello -comenta- es necesario disponer de más amarres a precios asequibles para garantizar la actividad del puerto".

Autoridad Portuaria todavía no ha adquirido los terrenos de CLH en Cala Figuera. Está pendiente de que se descontaminen, unos trabajos para los que el Ayuntamiento ya ha concedido licencia. Esta tarea también impide que se pueda ubicar allí un aparcamiento provisional, como pretendía el equipo de gobierno municipal, para atender la demanda de los meses estivales.

La próxima semana, los responsables del Ayuntamiento y del Consell se reunirán para definir un proyecto para Cala Figuera. Águeda reynés ha explicado su propuesta, que pasa por consolidar el acantilado, ordenar una zona de aparcamiento, otra de servicios y recuperar la fuente histórica. Descarta la ubicación de una marina en seco, que es una actividad industrial, con otros espacios más aptos. El espejo de agua de esta zona debería destinarse a las actividades de náutica deportiva, de ocio y turística.

Algunos colectivos han planteado un cambio en el modelo de gestión del puerto de Maó, para que deje de depender de Autoridad Portuaria. Incluso se ha tramitado en el Parlament.

Reynés no es partidaria de cuestionar ahora el papel de APB y plantear la transferencia a la Comunidad Autónoma. "Creo que es el momento de trabajar todos juntos, la Administración y las entidades privadas para que las noticias sobre el puerto dejen de ser negativas", declara la alcaldesa.

En su opinión, no todas las gestiones de APB son negativas. Valora la incorporación de un remolcador de mayor capacidad, con 40 toneladas de tiro, y la bajada de las tarifas por su servicio, que hasta ahora eran más elevadas que en el resto de puertos de Balears.