Pancarta. Los representantes sindicales encabezaron una marcha que salió de la Explanada para acabar en la Plaza Miranda - Javier

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Pasear por la ciudad. Disfrutar de la playa. Un piscolabis al sol. Hacer la compra en el super. Un nuevo tramo del concurrido Camí de Cavalls. Limpiar la casa. Quitarle la tierra a la chapa del coche. Arreglar el jardín. Pintar. Leer. Pescar. Correr. Un día festivo despejado y con temperatura moderada ofrece un amplio abanico de opciones, y pese a ello unas quinientas personas optaron por prescindir de todas ellas y manifestarse con motivo del Día Internacional del Trabajador.

¿Por qué? A muchos de ellos les va en el cargo. Son los delegados sindicales y los numerosos representantes de los partidos políticos de izquierdas de la Isla que tomaron parte en la comitiva que salió a las 12.20 horas de la Plaza Explanada de Maó para dirigirse, con parada nada amistosa frente a la sede del PP ("Vuestros sobres son nuestros recortes", "Aquí está la cueva de Alí Babá), a la Plaza Miranda, donde se llevaron a cabo las arengas de Servando Pereira (UGT) y Patricio Serra (CCOO), ya con la tropa algo mermada.

¿Y los demás, por qué se manifestaron? Antonio, jubilado, reconoce que por tradición, aunque la inmensa mayoría lo hicieron por mostrar su malestar ante una crisis que entienden tan preocupante como injusta. Pilar, parada, asegura que "la situación lo requiere" y Gimena, en activo, entiende que es necesario movilizarse ante tal injusticia, "es cosa de todos, no solo de los afectados".

En los parlamentos de Pereira y Serra se azotó sin contemplaciones al Gobierno central y sus medidas, principalmente una reforma laboral que consideran ineficaz. "Está hecha a medida de los empresarios", dice Pereira, "y lo demuestra que han aumentado los ERE". Bien lo sabe Miguel Ángel, en activo pero inmerso en uno temporal. Culpa de la crisis a la clase política, "se echan las culpas los unos a los otros y no asumen responsabilidades". Propone como principal solución una buena y justa política fiscal, implacable con los evasores y con figuras fraudulentas como las SICAP. Y que sobre todo sea ejemplar. "Si la gente viera que los recortes son justos y equilibrados, los aceptaría, pero es que siempre reciben los mismos".

El debutante Patricio Serra hizo bastante hincapié en los anunciados planes de ocupación, aunque recela de ellos por la experiencia acumulada y por no estar dotados de recursos. Y es que en esta crisis la esperanza siempre flirtea con la decepción. Como es el caso de Pilar, quien tras dos años en el paro ha recibido su primera oferta de trabajo, una alegría inicial (la llamada desde el SOIB) empañada porque solo es a media jornada y con unas condiciones nada asimilables a las de los altos directivos de banca, a los que apunta con el dedo. "Ahora que dicen que tienen tantos beneficios, a ver quien levanta a quien".

Servando Pereira invitó a Mariano Rajoy a irse por donde ha venido para dejar de arruinar un país entero, "tiene que gobernar para todos". Borja no lleva pancartas ni grita proclamas, se manifiesta en silencio, lejos del megáfono, pero mantiene el mismo discurso que Pereira. "El sistema económico va en contra de los intereses de la gente, solo se beneficia al 1 por ciento de la población mundial. Hay que redistribuir mejor la riqueza". Piensa en el conjunto pese a que la crisis le ha golpeado de cerca: sufre el desempleo. "El capital se tiene que someter a la democracia, al poder del pueblo".

Patricio Serra, por su parte, rechaza la invitación del Gobierno a ser pacientes, ya que no ve motivos para ello. "Tiene que cambiar el rumbo de sus políticas, no puede esperar más". ¿Y cómo? Rafael, trabajador en activo, apostaría por "incentivar más la economía, sin tantos recortes, incentivar la economía productiva, la industria, ahora muy devaluada".

Xesca trabaja, pero se ha visto afectada por los recortes y además se solidariza con los que no tienen. Ella bajaría los impuestos. Y asevera, "el país está muy mal". Tanto que CCOO y UGT temen que las fórmulas de protesta empleadas hasta la fecha se estén agotando. Serra no escondió su temor de que se produzca un verdadero estallido social y Pereira apeló en su discurso a la desobediencia civil. Gimena invoca a que el Gobierno sea el primero en ponerla en práctica, "que se plante ante Alemania y no le paguen las deudas, como han hecho otros países de América".

Una vez plegadas las pancartas, el secretario general de UGT comentó que las manifestaciones están siendo constantes, lo que puede mermar la participación en actos como el de ayer, y los resultados están siendo pocos, por lo que "quizá tendremos que ser más drásticos si nos siguen haciendo oídos sordos". Patricio Serra apuntaló este discurso señalando que esto no se les ha ocurrido a ellos dos tomando un café, "la gente nos pide subir el tono y no sabemos si lo vamos a poder seguir conteniendo".

Serra quiere ser prudente al respecto, porque "hay mucho cabreo, la mecha está allí y en cualquier momento se va a encender", y los sindicatos tienen la obligación de medir muy bien sus pasos al respecto. Pereira señala que esto se debe a que los mandatarios en sus discursos e intervenciones "además se ríen de la gente" y pone la movilización espontánea del martes en Ferreries como ejemplo de este nuevo escalón que ya se está subiendo a la hora de ejecutar las protestas, "la gente se va a sublevar".

De momento, ayer, 1 de mayo de 2013, la movilización se mantuvo en el tono moderado habitual, muy lejos afortunadamente de aquel 1 de mayo de 1886 cuando miles de trabajadores de Chicago protagonizaron una sangrienta huelga para reivindicar la jornada de ocho horas, el hecho que se conmemora cada Día Internacional del Trabajador. Mientras dure, porque, como dijo Pereira tras el acto, "igual nos quitan hasta la fiesta".