TW
0

autoficha
Me llamo Antonio, tengo 43 años y nací en Jaén. Mis padres vinieron a Menorca cuando yo tenía 10 años, por lo que me crié aquí. Me considero menorquín. Estoy soltero y vivo en Sant Lluís. Soy churrero. No tengo demasiados ratos libres porque estoy todo el día metido en la churrería, pero cuando tengo un momento me gusta jugar a la 'play', con el juego de la FIFA. Aunque lleve el espacio yo solo, trabajo como empleado puesto que el negocio es de mi hermano.

¿Cómo aprende usted este oficio tan sabroso?
El oficio nace de mi pasión por los churros. Es que me encantan. Durante un tiempo trabajaba en invierno en Jaén en la recogida de aceitunas y en verano regresaba a Menorca a trabajar en la hostelería, en concreto, de camarero. Un día, cuando me encontraba en Jaén me llamó mi hermano y me planteó su idea de montar una churrería. Sobre la elaboración me enseñó él y ya llevó diez años en el oficio. Aunque me gustan muchísimo nunca los había elaborado.

Comenta que le encantan los churros...
Sí, solo contarte que cuando me iba al pueblo perdía un día de viaje solo para parar en Linares y comerme una buena ración de churros.

¿Y cómo recuerda sus inicios?
Muy malos (sonríe). Los primeros churros que elaboré se los llevaban y me los devolvían. Tenía que devolver el dinero. Me costó dos años aprender a hacer buenos churros. Pero ahora la gente lo valora y gustan bastante.

¿Cuál es el secreto para elaborar unos churros para chuparse los dedos?
El secreto está en aprender de la masa. Hay que cogerle el punto, conocerla y saber qué necesita porque a veces crece, otras no. Antes debía pesarlo todo y ahora ya lo hago todo a ojo. Y sobre todo, muchos años tirando mucha masa. Pero lo cierto es que tengo un secretito que no se lo he dicho ni a mi hermano. Lo aprendí de la misma masa que necesitaba un par de cosillas que hay que echarle para que el churro quede de lo más sabroso. Yo hago porras.

¿Elabora usted la masa?
Sí. Es todo manual, sin maquinaria ni nada. Sí que hemos introducido maquinaria moderna para freír las porras para que así pueda trabajar una sola persona. Si no, necesitaríamos ser dos.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
El trato con la gente, el día a día. Cuando te dicen que los churros son tanto o mejores que los que se elaboran en la Península, me anima y es lo que me ayuda a regresar día tras día al trabajo. Hay días muy duros y con que solo dos clientes me lo valoren, ya me doy por satisfecho. Además, nuestro cliente es lo primero y por eso tenemos el negocio abierto todo el año. A la clientela fija no la queremos perder.

Después de diez años echando churros en la freidora, ¿le siguen gustando igual que antes?
A mí me siguen encantando. Hoy mismo he desayunado churros. Cuando empecé desayunaba y merendaba churros. Ahora solo los tomo dos o tres veces a la semana. Me los seguiría comiendo, pero es que tanto churro...