Desfibrilador. El Aeropuerto de Menorca cuenta con varias columnas de rescate cardíaco - Javier

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El Aeropuerto de Menorca lleva aproximadamente un mes sin servicio de enfermería. La nueva política sanitaria aplicada por AENA ha conllevado una serie de recortes, y una de las víctimas ha sido la presencia de un profesional sanitario en el recinto durante todo su horario de apertura. La medida será permanente, vigente todo el año, según han informado fuentes de AENA, y se aplica en toda España a aquellos aeródromos con un limitado volumen de pasajeros. En Son Sant Joan, Palma, la ausencia de enfermeras o enfermeros se ha reducido a la temporada alta.

En estos momentos, las emergencias sanitarias que se puedan producir en el Aeropuerto de Menorca tienen que ser atendidas en un primer instante por el personal de AENA y, si la situación lo requiere, por una ambulancia del 061, siempre según la información del ente aeroportuario.
Ante la aplicación de estas medidas, el personal de AENA ha recibido un curso formativo de primeros auxilios de dos días, mediante el cual han conocido cómo se usa un desfibrilador, técnicas de reanimación, cómo atender en primera instancia un parto, entre otros conceptos. Además, los trabajadores de la empresa pública disponen de botiquines y columnas de rescate, es decir, desfibriladores semiautomáticos.

AENA sostiene que estas medidas "se basan en la búsqueda de la máxima eficiencia, dentro del cumplimiento de la legislación aplicable (los aeródromos con menos de 8 millones de pasajeros al año no requieren asistencia sanitaria) y, por supuesto, sin poner en riesgo la seguridad de los usuarios". AENA asegura que cumple con la normativa de la Organización de la Aviación Civil Internacional y que el ahorro se estima en más de 2,5 millones de euros en el conjunto del Estado. Ahora la asistencia sanitaria en los aeropuertos de España costará unos 1,8 millones al año.

El servicio de enfermería era prestado por AENA a través de una empresa contratada a tal efecto. Cinco profesionales se combinaban para que siempre hubiera uno de guardia, en turnos de mañana y tarde. Evidentemente su actividad era mayor en verano que en invierno. El volumen de intervenciones no era demasiado alto, con puntas de trabajo en días concretos y otras jornadas en las que apenas debían actuar, incluso en el periodo estival. Las atenciones que más se prestaban eran por palpitaciones, desmayos, arritmias, pequeñas heridas, alguna quemadura... Estaban siempre localizables, contaban con un botiquín, y debían poder llegar a cualquier punto del recinto aeroportuario en un corto espacio de tiempo, unos pocos minutos.

Estos profesionales atendían tanto a pasajeros como a trabajadores de AENA, que además contaban con un servicio médico dos horas al día en jornadas laborales, una prestación que también ha eliminado el ente aeroportuario, según explicaron ayer fuentes sindicales.

Dudas entre la plantilla

El hecho de tener que atender dolencias y percances no ha caído demasiado bien entre el personal de AENA. El quid de la cuestión es la responsabilidad. ¿Debe ser responsable un trabajador de AENA de lo que le pueda ocurrir a un pasajero que sufre una dolencia junto a él? ¿Está preparado para atenderlo como debe?

Los sindicatos con representación en el Aeropuerto ya se han puesto en marcha para dejar clara esta cuestión con sus interlocutores de AENA, porque creen que no, y tampoco tienen claro si se les está cargando legalmente con esta responsabilidad, incluso a nivel de posibles reclamaciones judiciales de los afectados.

La sensación que reina entre el personal es que un curso de dos días, habitual en empresas de gran tamaño, no puede sustituir los conocimientos de un diplomado en Enfermería y que uno hará hasta donde crea que pueda llegar. Pero surge la duda. ¿Y si se actúa de forma errónea y se causa un perjuicio al pasajero? Las reticencias no vienen por pereza o falta de civismo, sino por el temor a equivocarse, y por ello lo más probable es que se recurra con frecuencia a la llamada a la ambulancia. En este aspecto, cabe señalar que las enfermeras o enfermeros que trabajaban en el Aeropuerto de Menorca también tenían un límite a la hora de actuar, ya que cuando la dolencia que se presentaba requería por su gravedad determinadas intervenciones se recurría a un médico.

Opinan desde los sindicatos que la medida tendrá gran incidencia en verano, cuando trabajan en el Aeropuerto más de 1.500 personas (no todas al mismo tiempo) a las que hay que sumar los pasajeros.