Experto. El facultativo italiano participa hoy en una mesa redonda - I.P.D.R.

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Uno de los participantes en el congreso que se celebra en Punta Prima es el italiano Guido Fanelli, jefe de la Cátedra de Anestesia y UCI de la Facultad de Medicina de la Universidad de Parma, y desde 2008 presidente de la Comisión para el desarrollo de la Ley 38, que garantiza el acceso de los enfermos a los cuidados paliativos. Además, es el presidente del comité de Naciones Unidas que trabaja para lograr el acceso a las terapias del dolor en los países en vías de desarrollo.

Usted trabaja para que se use la morfina para paliar el dolor.
La morfina es un derivado del opio, y hay 150 países en el mundo que tienen leyes contra las drogas y que impiden el uso de la morfina. Hay casos como Colombia, donde está el Cartel de Medellín y cultivan opio, pero la población no tiene acceso a la morfina y muere con dolor. O en Afganistán, el mayor productor del mundo de opio, que no permite el uso de la morfina.

¿En que medida está extendido el uso de la morfina en el mundo?
El 85 por ciento de la población mundial no tiene acceso a la morfina para paliar el dolor, gran parte de Sudamérica, África, los países árabes, India, China, el sudeste asiático. No tienen acceso, y es increíble, porque la morfina no es cara, es sólo un problema legal. El coste de la morfina es muy pequeño, hablamos de 80 céntimos de euro, y los opiáceos más evolucionados pueden costar cuatro, cinco o seis euros, muy poco. Es increíble que en Portugal sólo haya morfina, no hay otros opiáceos. Y es por lo mismo, es un mercado poco interesante para las compañías farmacéuticas, el Estado tiene miedo de las drogas, de los abusos. El problema es la limitación legal, y esa es una batalla social muy importante.

Es preciso un cambio de las legislaciones de esos países.
Una de las cosas buenas que tiene Italia es que tenemos una ley para garantizar que se puedan recetar los opiáceos. Pero en otros países no todos los médicos pueden prescribirlos, y ese es un límite si usted necesita morfina porque tiene un dolor grave. En Italia, desde 2008 cualquier médico puede recetar morfina. De hecho, el aumento en el uso de opiáceos es uno de los indicadores que la Organización Mundial de la Salud utiliza para determinar la calidad del servicio sanitario.

¿A más cantidad de morfina más calidad en el servicio?
Sí, porque alivia el dolor. Este es sólo uno de muchos indicadores de la OMS. Ahora, en Italia hay libertad de prescripción. En México, para prescribirla, el médico debe ir a la capital, a Ciudad de México, en avión o como sea, para obtener el permiso. Cuando lo tiene, tiene que volver y prescribirlo. Y el enfermo tiene que ir a buscar la morfina a Ciudad de México. La ONU trabaja en una resolución para liberar el acceso, para hacer una ley modelo para todo el mundo.

Está claro que la morfina tiene beneficios para los enfermos.
Y no solo eso. Hay un dato muy interesante. En Estados Unidos, 120 millones de habitantes sufren de dolor severo. Es un número increíble. Pero es que el coste social que implican esos dolores son mucho mayores. Si usted tiene lumbago, no podrá trabajar durante una o dos semanas, y deja de producir. Pues ese coste social en Estados Unidos es de 500 billones de euros, que equivale al coste social de la suma de enfermedades como la hipertensión y la diabetes juntas.

¿Cómo se consigue ese uso mundial de estas sustancias?
Se consigue hablando, informando, educando.

¿Hay mucho desconocimiento?
Absolutamente. Ese es el problema. Cuando un pariente tiene un problema de dolor y no hay morfina, sólo tú sabes el problema que eso supone. Porque es increíble, todo el mundo dice "pobrecito", pero cuando se alarga una semana, o dos semanas... Es importante educar, formar, informar.

¿Qué hay que explicar?
Hay que explicar que la morfina no es droga, que no es sinónimo de muerte. Porque cuando se habla de morfina, se asocia a drogas o muerte, se entiende como algo que se usa en la fase terminal.

Lo importante es explicar los usos más habituales.
Se usan muchos derivados para el dolor de lumbago, de cervicales. El 80 por ciento de los dolores severos son benignos, no tienen que ver con el cáncer. La mayoría de los casos son por dolores osteoarticulares, neurológicos, del nervio trigémino. Son dolores muy fuertes, que suponen una limitación muy importante para la persona, para la calidad de vida, tanto del enfermo como de su familia.

¿Cuando hay que prescribirla?
Cuando existe dolor crónico severo. Eso es cuando el dolor dura más de tres meses.