Encuentro. La Asociación Rociera Isla de Menorca organizó el segundo encuentro de romeros, que peregrinaron desde su sede social en Maó hasta la ermita de Sant Joan. - Gemma Andreu

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Una jornada festiva abierta "a todo el que venga", siempre que sienta devoción por la Virgen del Rocío y tenga ganas de confraternizar, cantar, bailar y tomarse algún rebujito. El II Encuentro de Romeros, organizado por la Asociación Rociera Isla de Menorca, se celebró ayer en la ermita de Sant Joan dels Vergers, en Maó, aunque la peregrinación comenzó a primera hora de la mañana con la concentración de carruajes, caballos y romeros en la sede social de la entidad, en la calle Bisbe Gonyalons. Después de recorrer las principales calles del centro de la ciudad y detenerse en la iglesia de Santa Maria, donde se cantó una salve en presencia del obispo Monseñor Salvador Giménez, el párroco Josep Manguán y los niños que participaban en la catequesis, y la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, quien más tarde se trasladó a los vergeles para acompañar a los romeros en la fiesta. Un día de hermanamiento, con la misa oficiada en el exterior de la ermita por el sacerdote Antoni Fullana, una ofrenda de flores a la Virgen, una comida campera y actuaciones musicales como la del grupo Juncal.