Encinas. Las hojas de los árboles junto al Camí d’en Kane afectadas años atrás lucen un intenso verdor - Paco Sturla

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La plaga de la 'lagarta peluda' ha comenzado a remitir en Menorca. Tanto la Asociación de Empresarios Forestales (ASEFOME) como el grupo Grup Balear d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB) coinciden en afirmar que el retroceso expansivo de la "lymantria dispar" observado el año pasado se confirma esta primavera. Y aunque ninguna de las entidades da la plaga de oruga por extinguida, sí resaltan que su incidencia es mínima en encinares y zonas rústicas, donde su expansión llegó a estar descontrolada años atrás.

No obstante, ni empresarios forestales ni ecologistas coinciden a la hora de explicar las causas exactas de este retroceso. Mientras los ecologistas lo achacan al fin de su ciclo reproductivo y a la mayor proliferación de enemigos naturales de esta especie, los empresarios forestales también apuntan a las fumigaciones y tratamientos aéreos y terrestres realizados.

Así, el responsable de política territorial del GOB, Miquel Camps, recuerda que según datos apuntados por el Archiduque Luis Salvador de Austria ya en 1870, sobre la "lymantria dispar", la plaga afectaba a algunas zonas boscosas de la Isla cada seis u ocho años con fases expansivas y reproductivas que se prolongaban entre cuatro y cinco años consecutivos, pero que finalmente se "autocontrolaban de forma natural". Sin embargo, las continuas y "agresivas" fumigaciones realizadas a principios de este siglo con dimilín "debido a la alarma social que causó su proliferación en zonas habitadas", rompieron, según Camps, el ciclo natural de autocontrol, al atacar a los depredadores y enemigos de la oruga. El uso de ese insecticida afectó tanto a la 'lagarta peluda' como a los parásitos naturales de esta especie y la cadena trófica, lo que provocó un grave desequilibrio en los encinares y con ello la prolongación del ciclo expansivo de la oruga. La utilización, en cambio, hace unos años del Bacillus thurigensis, representó un giro en el tratamiento de la plaga, una especie de lucha biológica contra la 'lagarta peluda' al tratarse de una enfermedad que atacaba a las orugas y, en su opinión, fue más efectiva y menos agresiva. A pesar de aquella mejora, el ecologista insiste en los perjuicios que causaron las fumigaciones y en que la 'lymantria dispar' no mata los árboles que devora. Reconoce que donde prolifera deja un rastro de defoliación, pero incide que en poco tiempo se recupera la vegetación. "Esta oruga no es una amenaza para los encinares".

Troncos sin huevos
Por su parte, la Asociación de Empresarios Forestales sostiene que la plaga de 'lagarta peluda' es cíclica en aquellas zonas donde es endémica, pero en Menorca era nueva, desconocida, por tanto, no existían depredadores ni enemigos naturales de la voraz oruga. De hecho, señala que un estudio de la Conselleria de Medio Ambiente del Govern, constataba que la Isla carecía de suficientes depredadores naturales para obstaculizar el avance de la plaga. Por este motivo, durante la fase expansiva, ASEFOME se caracterizó por reclamar fumigaciones aéreas al considerarlas más efectivas que los tratamientos terrestres y, ahora, apunta a este factor como una de las causas del retroceso de la plaga. "Por fin hemos constado que ya no se ven tantos huevos en los troncos, pero la plaga no está extinguida, sino en el ciclo bajo", incide.