Puerto. La rada está en alerta por oscilaciones del mar, aunque este aviso no altera el día a día normal en este lugar - Paco Sturla

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Había un tiempo en que un aviso de rissaga suponía un desbarajuste de gran calibre para el puerto de Ciutadella. Era la época en que el puerto interior albergaba el tránsito de pasajeros, y en que un estricto protocolo de seguridad obligaba al cierre de la rada ante el mínimo aviso de rissaga. Esto suponía desvíos de barcos, retrasos e incluso cancelaciones. Hoy, el panorama es muy diferente.

Ayer había un aviso de rissaga en el puerto de Ciutadella. De hecho, durante la jornada de hoy, y hasta las 20 horas, el aviso está activo. Se trata de una alerta amarilla, la más baja, que advierte de oscilaciones del nivel del mar que pueden alcanzar los 70 centímetros. Actualmente, este aviso no tiene ninguna afectación para el tránsito marítimo. El puerto interior sigue totalmente operativo, y en Son Blanc también todo el tránsito marítimo transcurre con total normalidad.

La cosa cambia un poquito si el aviso de rissaga se eleva al color naranja. En este caso, las oscilaciones previstas del nivel del mar pueden alcanzar los 130 centímetros. En el dique de Son Blanc, la incidencia de este fenómeno no es relevante, y el tránsito comercial prosigue con total normalidad. El peligro de que los grandes buques puedan provocar daños a embarcaciones de menores dimensiones, como pasaba cuando operaban en el puerto interior, ya no existe, y además, en el exterior de la rada la incidencia de la rissaga no es la misma que en el puerto interior.

Es precisamente en este último lugar, el puerto tradicional, donde un aviso de rissaga altera mínimamente el funcionamiento habitual. Las únicas embarcaciones afectadas son las golondrinas. Al ser el único servicio que embarca y desembarca gran cantidad de personas, desde Ports de les Illes Balears se obliga a estas barcas que realizan excursiones para turistas a operar en el dique de Son Blanc.

Esta circunstancia ya se ha producido en alguna ocasión, y las golondrinas han operado en el muelle más pequeño de Son Blanc, el situado entre los que utiliza el "Nura Nova" de Iscomar y el "Martín i Soler" de Baleària.