Lujo en las aguas del puerto de Maó

El crucero, con 198 metros de eslora y categoría cinco estrellas, atracó en el Cós Nou a las 9 de la mañana procedente de Valencia con 331 pasajeros (tiene capacidad para 516) y 383 tripulantes para partir pasadas las 15 horas rumbo a Barcelona. El tiempo que permaneció en la Isla fue escaso, pero los pasajeros pudieron disfrutar de tres excursiones programadas de tres horas de duración a las que se apuntaron un centenar de personas. Otras catorce decidieron hacer senderismo por el Parque Natural de S'Albufera des Grau, y once niños se apuntaron a un curso de kayak en la bahía de Fornells. Algunos fueron por libre y alquilaron vehículos para recorrer la isla por su cuenta. Hubo quienes utilizaron el autobús lanzadera que les acercó hasta el centro de Maó y los más deportistas prefirieron visitar la ciudad subidos en una bicicleta (el barco dispone de una treintena).

El poder adquisitivo de los pasajeros que ayer desembarcaron en la Isla era medio-alto. La mayoría era de origen alemán, austriaco y suizo, y de media abonan por cada día embarcado en este crucero 600 euros, pero el coste de las suits de lujo, de entre 78 y 99 metros cuadrados, puede alcanzar hasta los 2.000 euros diarios. De hecho, el barco cuenta "de momento" con una calificación de 5 sobre 5,50 en la categoría de lujo que según explicó Nadia Neumer, responsable de ventas, pretende aumentar en los próximos meses una vez la tripulación esté más rodada.

Nada más atracar en el muelle, pasajeros y tripulantes pudieron conocer de primera mano una de las tradiciones más singulares Menorca. El Centro Ecuestre Equimar ofreció un espectáculo con cuatro caballos de 20 minutos de duración. Poco antes de las 11 de la mañana las autoridades de la Isla dieron la bienvenida al crucero con el tradicional intercambio de regalos. La alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, acompañada por el concejal de Comercio, Turismo y Nuevas Tecnologías, Alejandro Sanz, junto a la consellera insular de Turismo, Salomé Cabrera, la encargada de Balears Consignatarios y Miquel Enrrich, responsable de operaciones de Autoridad Portuaria, intercambiaron impresiones, metopas y libros sobre Maó y Menorca, con el capitán del crucero Friedrich Jan Akkermann. El máximo responsable del barco destacó la belleza del puerto y que no había tenido ningún problema de calado. Explicó las escalas realizadas en este viaje inaugural en Hamburgo, Lisboa, Málaga, Cartagena y Menorca, así como las pendientes a Barcelona y Montecarlo y que cada crucero dura una semana, "de sábado a sábado". "Los importante de este tipo de cruceros es que vuelva a la Isla, que el pasaje se lleve una buena experiencia de la ciudad y de Menorca y que decida repetir por su cuenta", manifestaron poco después Reynés y Cabrera. "Estos cruceros sirven ante todo para fidelizar clientes y son muy beneficiosos para Maó y para la Isla", remarcó la consellera.
El barco está pensado para pasajeros fundamentalmente de nacionalidad alemana, dispone de ocho restaurantes especializados (sólo en dos no es necesario reservar), e incluso ofrece sesiones de cocinas. Cuenta además con cuatro niñeras para que los padres puedan disfrutar de las actividades sin los hijos, biblioteca, un auditorio con capacidad para 200 personas, un spa de mil metros cuadrados, galería de arte, un club-café, piano bar y piscina, entre otros atractivos. Todas y cada una de sus 251 habitaciones disponen de un balcón acristalado y algunas cuentan incluso con un jacuzzi y camas Balinesas con vistas al exterior. El crucero recorrerá en septiembre las aguas del Egeo y después viajará a Dubai y en Navidad recalará en los puertos de Sigapur y Hong-Kong. El año que viene volverá a repetir ruta por el Mediterráneo occidental y las Navidades de 2014 las pasará en Sudamérica.