"PLUTO". Guido Gay junto con el robot que utilizó para encontrar al "Roma". Debajo, el catamarán del ingeniero italiano que se encuentra amarrado en Maó - D. BARET

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El 17 de junio de 2012, el ingeniero italiano Guido Gay conseguía localizar el pecio de uno de los buques emblemáticos de la marina italiana hundido en 1943. La búsqueda del acorazado "Roma", al que Menorca se encuentra estrechamente vinculado por haber acogido 626 supervivientes en el hospital de la Isla del Rey, había sido una quimera para sus buscadores entre los que se encontraba la propia Marina Italiana, así como empresas especializadas de distintas nacionalidades. El robot creado y construido por este ingeniero electrotécnico nacido cerca de Turín, localizó el pecio del navío italiano a 1200 metros de profundidad, 16 millas náuticas frente a la costa norte de Cerdeña. Había concluido con éxito una historia que para Guido Gay, se inició hace 38 años.

¿Dónde nace su obsesión por las profundidades marinas?
A raíz de la llegada del hombre a la luna en 1969. Mientras veía aquellas imágenes pensaba en la cantidad de dinero invertido en ir tan lejos cuando a 200 metros bajo el agua, no sabíamos que había. Aquello motivó el nacimiento de mi trabajo en la fabricación de vehículos submarinos a control remoto.

¿Y el desafío por hallar el "Roma"?
El reto nació en 1975 pero abandoné inmediatamente, porque me di cuenta que con los vehículos de control remoto existentes, era muy difícil sobrepasar los 300 metros de profundidad. Tuve que esperar hasta finales de 1999 para reemprender la búsqueda con nuevos vehículos que iban de 400 a 600 metros hasta que en 2008, diseñé un vehículo concebido especialmente para este tipo de localizaciones y profundidades superiores.

¿Fue un invento inédito?
Sí, porque siempre había perseguido lograr resultados eficientes con pocos recursos y en este sentido, desarrollé un 'remoted operated vehicle' cuya característica diferencial era que funcionaba con una batería incorporada, muy indicado para aplicaciones militares en la caza de minas de mar e investigaciones científicas. Lo llamé "Pluto" y se concibió para llegar a 4.000 metros aunque, de momento, no lo he hecho sobrepasar de los 2.000. Este tipo de vehículos llevan un cable de fibra óptica para transmitir los controles y imagen y sirven para la identificación final ,ya que antes de emplearlo hay que partir de las pistas del sonar.

¿Cómo llegó hasta el "Roma"?
Como no se conocía la zona exacta, busqué en profundidades menores, explorando entre Cerdeña y Córcega. En estas profundidades, tuve la suerte de encontrar trece pecios hermanos, el mas profundo a 830 metros y eso me dio la pista que la instrumentación era eficaz. Gracias al sonar y al magnetómetro que desarrollé, me acabo de dar más pistas.

No lo acabo de entender...
El contacto sonar funciona con ultrasonidos que son reflejados por durezas del objeto y contra mas duro, mas fuerte es el eco. Yo tenia imágenes acústicas del sonar que me mostraban manchas marcadas en las profundidades, pero en el caso del acorazado "Roma", era un objetivo muy complejo por su situación en el fondo de un valle submarino, parcialmente hundido en el barro y rodeado por rocas basálticas. Este tipo de rocas son magnéticas y por lo tanto confunden las medidas por formaciones geológicas.
Esto me ya me confundió en 2007.

¿Y lo volvió a intentar?
En 2012, fui sistemáticamente averiguando metro por metro. Lancé el magnetómetro y me volvía a dar unas manchas. A 1.200 metros todo es complicado, porque el robot tarda 40 minutos de descenso y otros tantos para recuperarlo. Cuando estaba ya casi por abandonar la búsqueda, recuerdo que llamé a mi mujer Gabriela y ella me insistió en no desistir. El 17 de junio de 2012 lancé el "Pluto "a las señales que tenía y la cámara me dio la imagen del cañón antiaéreo del "Roma".

¿Cómo lo vivió?
Fue una gran sorpresa, un aliento, como decir que había llegado a mi destino. Enseguida informé a la Marina, a los carabinieri. El día 24 me enviaron dos oficiales para presenciar la inmersión de nuevo y pudieron ver cinco cañones. Hicimos la inmersión del robot con la que observamos el casco girado y siguiendo la aleta de un lado, llegamos a la parte quebrada, cerca del eje de la hélice. Piense que era un barco de 240 metros. Si se conectan a azionemare.org podrá ver más imágenes.

¿Pero qué sintió?
La satisfacción más profunda es las demostraciones de emoción de los familiares de los 1.395 desaparecidos y también el hecho substancial que lo haya encontrado un italiano.
El hundimiento del "Roma" no era una historia de gloria sino que fue la primera represalia de los alemanes contra Italia y el hecho que no se consiguiera hallar el barco en el tercer milenio, era algo difícil de explicar. Los que lo habían intentado hasta el momento, a parte de la Marina Italiana fueron precisamente alemanes, un grupo de televisión suiza, unos franceses y unos americanos.

¿El trabajo lo hizo desde este mismo catamarán en el que estamos?
Sí, es mi laboratorio de trabajo. Se trata de una embarcación especial de 36 metros, concebida y construida por mí en un astillero. Es un catamarán ecológico porque navega con el viento y usa placas solares. Está equipado con posicionamiento dinámico que significa que tiene una hélice adicional, que se puede maniobrar controlada por un ordenador y ésta hélice, contrasta la acción del viento y de la corriente de forma automática para no provocar movimiento Es un automatismo que me permite ocuparme de mi trabajo en las profundidades.