Varsavsky. Defiende la globalidad por encima de los localismos - Gemma Andreu

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Martín Varsavsky (Buenos Aires, 1960) habla sin tapujos. Posiblemente se exprese así por lo seguro que se siente de sus ideas (y de sus ideales). Las defiende con una convicción que puede resultar hiriente para según qué sensibilidades. Su razonamiento rezuma el pragmatismo de alguien que ha convivido muy de cerca con la ciencia. Tal vez sea esta cualidad, sumada a una exigencia enorme por demostrar su valía (en un escrito póstumo al general Videla confiesa que debe su ambición a quienes asesinaron a su primo y le obligaron a huir de su país natal), la que le ha llevado a ser un empresario de éxito dentro del mundo de las telecomunicaciones. Estos días con la celebración del evento Menorca Techtalk, Varsavsky conjuga dos de sus pasiones: Menorca y las nuevas tecnologías. Hablamos con él en la finca Binisegarra de Alaior.

Tiene poco más de 50 años y siete proyectos empresariales, entre ellos algunos punteros como Jazztel, Ya.com o el último, FON. ¿Qué le empuja a emprender?
Me acuerdo de la frase de Fernando Pessoa: "Navegar es necesario; vivir no es necesario". Para mí emprender es necesario, es vivir, es crear, es transformar una idea en una empresa, darle trabajo a la gente. Emprender me parece la mejor cosa que uno puede hacer por los demás y por sí mismo.

Se podría decir que para usted emprender es un modo de vida…
Exactamente. Además, no solo hago emprendimientos como FON, que ahora dirijo, sino que enseño a emprender en las universidades de Columbia y Nueva York y hago encuentros como éste en Menorca para aprender a emprender.

¿Qué valores caracterizan a sus proyectos empresariales?
Mi padre era científico, doctor en Harvard, crecí en una familia de científicos y profesores y soy el primer empresario de mi familia. Mis proyectos tienen en común eso: transformar la ciencia en empresa o transformar ciencia en tecnología y tecnología en empresa.

Se ha definido en varias ocasiones como "un hombre inquieto que resuelve problemas". ¿Es esa la base de todos sus proyectos?
Sí, podríamos decir que mis empresas resuelven problemas que yo mismo encuentro como la falta de conectividad estando en París que dio pie a la creación de FON (FON fue fundada en 2005 con el objetivo de crear una comunidad WIFI global; actualmente, está presente en países de Europa, Norteamérica y Asia).

¿Suele encontrar soluciones a los problemas con los que se va topando?
La verdad es que soy conocido por encontrar soluciones a problemas. Incluso la gente viene a mí para que les guíe y les ayude. Quizás porque los emprendedores tenemos cierta aptitud para encontrar soluciones inesperadas.

¿Cree que vamos cortos de aprendizaje para el emprendimiento?
Creo que en España hay poco aprecio por los emprendedores. Se espera demasiado del Gobierno cuando éste vive de los impuestos que le cobra a la gente que se mueve. Y sorprende que la gente mire a la administración cuando en realidad los únicos que le pueden solucionar la vida son los emprendedores.

¿Cuál es la primera lección que da a sus alumnos?
Les planteo una especie de juego: reciben cada uno un millón de euros virtuales y tienen que invertir los unos en los otros y vender las acciones de sus empresas los unos a los otros y el que más acciones vende es el que mejor nota saca. Mis clases son mercados virtuales donde se mezcla el emprendimiento con el aprendizaje. En general, la primera lección tiene que ver con el precio y el valor de las cosas y con darse cuenta que no siempre el precio de algo es el valor de algo.

Habla de mezclar emprendimiento con aprendizaje. ¿Cree que aquí falta reforzar el vínculo entre educación y trabajo?
A mí me parece que hay una desconexión enorme entre lo que los españoles aprenden y el mundo que se encuentran cuando terminan de estudiar. Creo que muchos de los maestros y profesores viven en un mundo endogámico al que le falta contacto con la realidad.

¿Y ve este problema más arraigado en España que en otros países de Europa?
Por supuesto, e incluso mucho más que en países de Latinoamérica. Los latinoamericanos están estudiando mejor, aprenden inglés y no están hundidos en ideas absurdas como las españolas. Digamos que España es prisionera de su historia y eso hace que muchas veces el aprendizaje se enfoque demasiado en el pasado y muy poco en el futuro. Y lo que queremos para nuestros chicos es un futuro, no un pasado.

Cuando habla de que estamos "hundidos en ideas absurdas", ¿a qué se refiere?
Por ejemplo, creo que se pierde demasiado tiempo en España enseñando castellano y catalán y muy poco enseñando los idiomas que realmente mueven el mundo, como el inglés. Habría que enseñar ciencia en inglés. Y considero que el castellano y el catalán deberían pasar a ser materias menos importantes. Eso es lo que se hace en Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia...

¿Qué opina de las políticas económicas actuales?
Creo que Zapatero no se dio cuenta de lo que se avecinaba por su falta de conexión con el proceso productivo, no se dio cuenta de que España había puesto demasiados huevos en una sola canasta: la construcción. Y Rajoy cometió otro error: en lugar de abaratar el costo del empleo, abarató el despido y eso todavía aceleró más el problema. Ahora parece que se han dado cuenta de que la clave no es abaratar el despido, sino crear empleos competitivos. Con todo, hay que tener en cuenta que a España le ha ido mucho peor que al resto de Europa.

¿A qué cree que se debe?
A la obsesión por la construcción, por las infraestructuras, por el ladrillo. Los votantes querían eso, los gobernantes querían eso y a los emprendedores que hacíamos otras cosas vinculadas con las tecnologías no nos llevaban el apunte. Italia, por ejemplo, tiene una economía mucho más diversificada que la de España y tiene mucho menos paro. España, en cambio, tiene un cuarto de la población educada para hacer algo que nadie más quiere, que es la construcción y las infraestructuras.

Al hilo de lo que comenta, en Menorca el sector con mayor peso es el turístico y en los últimos años se viene registrando una mayor dependencia…
Yo creo que Menorca va a vivir siempre del turismo. Es una de las islas más bonitas del mundo y tiene que aprovecharlo. Pero es cierto que debería apostar por un turismo de calidad. El objetivo no debería ser llenar la isla de turistas, si no de ingresos para que la gente de aquí viva mejor.

¿Cómo atraemos a ese turismo de calidad?
Para mí Torralbenc es un claro ejemplo de lo que hay que hacer en esta isla. En cambio, hay otros proyectos que directamente habría que demolerlos. Pienso en algunos edificios de Son Bou y Cala Galdana y creo, sinceramente, que se podrían demoler, siempre y cuando a los propietarios se les ofreciera algo a cambio. Pienso que se deberían dejar construir más hoteles de calidad porque, además de ingresos elevados, generan un empleo cualitativo. En resumen, abogo por poca construcción, baja densidad, pero de calidad. Si se quiere competir con el sur de Francia, se tiene que hacer con buen gusto, con elegancia.

Usted, sin embargo, ha planteado un proyecto, MenorcaTech, con el que defiende que se podría combatir la excesiva dependencia del sector terciario…
Yo creo que Menorca tiene que diversificarse, es cierto, y sin duda alguna el de la tecnología es un mundo de calidad. Se ve en los sueldos de los empleados de las empresas de este sector. Por ejemplo, el sueldo medio de FON es de 48.000 euros al año. Lo mismo ocurre con el Parc BIT de Mallorca. Y hay que reconocer que en Mallorca han logrado que una parte de sus ciudadanos viva de otra cosa diferente al turismo. La idea sería seguir este modelo.

¿Podría concretarlo?
Mi idea es crear un "roaming" entre espacios "coworking" de toda Europa para que la gente pueda desarrollar parte de sus productos en Menorca. Esta gente puede estar tres meses aquí y va a necesitar recursos como una vivienda, transporte, comida y le va a dar trabajo a la gente de la isla. El efecto multiplicador es incuestionable. Además, un proyecto de estas características ayudaría a romper con la excesiva estacionalidad actual. Mallorca dio el paso para ser una isla de todo el año y a Menorca le falta dar ese paso.

¿Qué potencial le ve a Menorca para que pueda atraer a estas empresas?
Hay que tener en cuenta que es un proceso muy lento, que lleva mucho tiempo. Creo que con suerte al principio vendrían veinte o treinta emprendedores. Pero yo me imagino dentro de unos años con 200 o 300 emprendimientos. Son cosas de futuro, hay que pensarlas a largo plazo.

¿Cómo se traduce esta idea en hechos?
Al principio me planteé la opción de crear yo mismo un espacio "co-working" y conectarlo con otros europeos pero ahora he cambiado de opinión y me he planteado ayudar a los espacios ya existentes, como el que tienen en el Plató de Joves, la incubadora de empresas de CAEB o el espacio en construcción de Es Mercadal, para que consigan emprendedores.

¿Y no ve la conectividad aérea como un handicap?
Sí, Menorca tiene menos conectividad que Mallorca, pero tiene vuelos a Londres y Londres es un enorme polo de atracción para empresas tecnológicas. También tiene enlaces con Barcelona, Madrid y Mallorca.

Entiendo que el principal flujo de emprendedores debería llegar al principio desde Londres...
Sí, sin duda. Culturalmente, Mallorca está más conectada con Alemania y Menorca con Reino Unido.

¿Cómo ve el estado de salud de los emprendedores menorquines?
Se están haciendo cosas. Mi consejo es que se olviden de que son menorquines y piensen globalmente. Es anecdótico que sean menorquines, son emprendedores. Creo que en España se pone mucho énfasis en las culturas regionales y éstas son muy buenas en tu casa pero son malas para los emprendedores porque les hacen pensar en mercados locales en lugar de en mercados globales. En Israel han logrado discernirlo: en casa, en hebreo; en el trabajo, en inglés. Y se le conoce como el país del emprendimiento. ¡Y es que Israel crea más empresas que todos los países europeos juntos! Aquí hay que fomentar mucho más el inglés y si logramos que la gente de la isla sea verdaderamente bilingüe vamos a conseguir que se una al mundo de los emprendedores a nivel global.

¿Una receta para la recuperación?
Sin duda, confiar más en el esfuerzo emprendedor. Yo ya propuse un plan a Rajoy y Rubalcaba. La idea básica era mantener la misma cantidad de cargas sociales a todas la empresas que aumenten el empleo, pero solo a éstas, para que emplear sea menos caro durante un periodo de transición, pongamos de cinco años, hasta salir de la crisis. Hoy en día el Gobierno vive una situación de paraíso-infierno: si tiene los ciudadanos en el paro es el infierno y si los tiene en las empresas es el paraíso. Y yo quiero crear una especie de limbo, un espacio de transición: que los nuevos trabajadores que contraten las empresas que aumenten plantilla no reciban prestación económica por desempleo pero tampoco paguen cargas sociales.

¿Y cuál fue la respuesta?
A Rubalcaba le gustó mucho el plan y lo anunció en el debate presidencial, pero perdió las elecciones. Y Rajoy, lamentablemente, optó por su propuesta: en lugar de abaratar el empleo, abarató el despido.