Ballenas calderón - Antonio López

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Más de un centenar de ballenas calderón fueron avistadas el domingo a solo cinco millas de la Isla, a la altura de la playa de Son Bou, por dos pescadores aficionados de Sant Lluís. El inesperado encuentro en alta mar pasó del temor inicial de los navegantes a la contemplación de un verdadero espectáculo de estos ejemplares de delfínidos de mayor tamaño del Mediterráneo.

Lluís Seguí y Antonio López zarparon el domingo por la mañana en una lancha de cinco metros de eslora de la cala de Binissafúller, en dirección suroeste, para poder disfrutar de una jornada de pesca del atún. Sobre las 11 de la mañana, cuando se encontraban a unas cinco millas de la Isla y de regreso a tierra firme, avistaron una aleta que sobresalía del mar dirigiéndose hacia la embarcación. De repente, surgieron otras aletas que acompañaban a la anterior y los dos pescadores pensaron en un principio que se trataba de una manda de orcas, confusión propiciada por ser ambos cetáceos de la familia de los delfines.

En pocos minutos la embarcación de pesca se vio rodeada por más de un centenar de calderones, incluyendo a varias crías, que nadaban en grupos de 8 o 10 ejemplares. Algunos de los calderones se atrevieron a bucear por debajo de la barca de pesca y a realizar movimientos en los alrededores de la misma, ante la mirada incrédula y desconfiada de los dos pescadores.

No obstante, los cetáceos no se mostraron en ningún momento agresivos y se paraban junto a la barca, colocados en formación, cuando ésta reducía la velocidad. Incluso, uno de los pescadores pudo tocar con la mano la aleta de una de las ballenas, que solo se alejaban de la embarcación en el momento en que se les acercaba un grupo de delfines. Después de una hora de navegación en compañía de los calderones, la embarcación varió el rumbo y el grupo de cetáceos desapareció.

Los calderones son muy sociables, viven en familia y viajan en grupos de hasta cien. Los machos son considerablemente más grandes y robustos que las hembras, ya que superan los seis metros de largo y las 2,5 toneladas de peso. Poseen una cabeza con un aspecto prominente y redondeado, que se asimila a un caldero -de ahí su denominación popular-, y la característica aleta dorsal.