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Autoficha
Mi nombre es Luis García Arias, nací en un pueblo de la provincia de Lugo, Palas de Rey, en 1957. Me trasladé a Menorca en 1979, donde he trabajado en el mundo de la hostelería y ahora ejerzo de restaurador en Ciutadella. Estoy casado y tengo una hija de 15 años. Lo que me gusta más en mi tiempo libre, que no tengo mucho, es ir a caminar y salir a dar una vuelta con los amigos.

¿Qué le trajo a Menorca?
Fue un poco fruto de la casualidad. Tenía aquí un hermano, vine a visitarle de vacaciones, pero encontré un empleo y me quedé. Empecé trabajando como camarero en Galicia, pero una vez aquí, después de diez meses decidimos montar un negocio. En total, llevo 42 años en el sector

¿Y cómo ha sido la experiencia a lo largo de todos estos años?
Pues en tanto tiempo han pasado muchas cosas, para bien y para mal. Cuando abrimos, en el año 80, coincidió también con una crisis bastante aguda, pero teníamos un negocio pequeñito y era más fácil de llevar. A principios de los 90 nos volvimos a enfrentar a otra crisis, aunque más pasajera. Que se devaluara la moneda ayudó a que viniera más turismo.

O sea, ahora sufre la tercera crisis… ¿Remonta ya la cosa?
Esta crisis la veo en otro contexto, más como un periodo de readaptación que otra cosa. Nos tenemos que adaptar a lo que tenemos hoy día. No podemos seguir mirando hacia atrás, porque si no, no saldremos nunca. Tardaremos mucho en volver a los niveles de 2004, 2005 y 2006, si es que se consigue.

Supongo que tendrá el corazón dividido entre la gastronomía gallega y la menorquina.
Hay que decir que profesionalmente a la gastronomía solo me he dedicado en Menorca. No echo de menos ningún plato gallego en concreto, aunque en momentos puntuales me gustaría tener productos de allí que resulta difícil conseguir por cuestiones de transporte.
Cómo por ejemplo...

Unos percebes en Navidad. O tener todos los días almejas en verano, algo que es complicado.
Y qué me dice de la materia prima menorquina…
Hay productos muy buenos. Yo siempre compro en el mercado a diario lo mejor que encuentro. En el mercado me conocen (ríe).

¿Qué plato menorquín recomienda para el verano?
Mucha gente pide caldereta, aunque desde mi punto de vista, por el calor que hace, es recomendable, pero de aquella manera. Por ejemplo, nosotros hacemos unos calabacines rellenos con gambas que tienen mucha aceptación, especialmente entre la gente de fuera.

¿Con la crisis se consume menos langosta?
Sí, pero se ha notado con todos los productos. Creo que muchos de los que consumían langosta antes pueden seguir haciéndolo ahora.

¿Cree que está suficientemente diversificada la oferta de restauración en la Isla?
Más que diversificar, lo que habría que hacer es promocionar más la cocina de Menorca y nuestros productos. El problema que tenemos es que en los años buenos no se supo potenciar la cocina de aquí, y hubiera resultado más fácil. Tenemos que tender a consumir más producto de la Isla. Yo en las grandes superficies no compro prácticamente nada… solo frutas que no se cosechan aquí y el aceite de oliva.