Liberación. Una tortuga regresa al mar tras haber sido marcada para su seguimiento por el equipo de Alnitak. Sobre estas líneas, Ricardo Sagarminaga, capitán del ‘Toftevaag’ - Fotos: Alnitak/Gemma Andreu

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Un elevado porcentaje de las tortugas Caretta Caretta que viven en el Mediterráneo son "genéticamente americanas" y cuando entran en su edad adulta y obtienen suficiente musculatura y fuerza, tras unos años buceando y cazando en zonas como Balears y el mar de Alborán, regresan a su lugar de origen, el Caribe, para reproducirse y pasar allí el resto de su vida, que puede alcanzar alrededor de los 60 años. Se sabe que la tortuga boba es una especie marina que realiza grandes desplazamientos migratorios y el dato de su viaje a través del Atlántico, dejándose arrastrar por la corriente del Golfo, y de su vuelta al continente americano es uno de los que confirma la investigación que lleva a cabo la organización Alnitak, que desarrolla el Proyecto Oasis con apoyo de la Fundación Biodiversidad.

El velero desde el que se realiza el estudio, el 'Toftevaag', partirá el 1 de agosto de Maó en una nueva expedición por aguas del sur y el este de Menorca. Su capitán y presidente de Alnitak, Ricardo Sagarminaga, señaló ayer que la población de tortugas Caretta Caretta se sitúa en una cifra entre 10.000 y 15.000 en la zona comprendida entre Balears, Cerdeña y Argelia; la situación de la tortuga, en cuanto a número de ejemplares, es "estable" en el Atlántico, "recuperándose poco a poco aunque no tanto como otras especies", asegura Sagarminaga, sobre todo porque se ha invertido en mejorar las playas de puesta, algo que no sucede en el Mediterráneo, donde estas zonas -añade-, se encuentran "en bastante mal estado".

Antes de poner rumbo al Caribe, esta vez no mediante una migración pasiva sino por sus propios medios, las tortugas que provienen del Atlántico, al igual que las que nacen y permanecen en el Mediterráneo, deben afrontar numerosos peligros. Los más importantes, las colisiones con los barcos y las capturas accidentales. En el primer caso, Alnitak trabaja en el desarrollo de mecanismos, como la emisión de sonidos, que no dañe a los animales pero les avise y permita esquivar impactos a 50 metros de un barco.

En cuanto a las capturas, Sagarminaga destaca la colaboración del propio sector pesquero español "aportando datos a los científicos" y alerta sobre el uso de redes de deriva en Argelia, después de que la UE las prohibiera e invirtiera en la reconversión de la flota pesquera de Marruecos para eliminar dicha práctica.