Cala en Turqueta - Gemma Andreu

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En las últimas semanas en Cala en Turqueta no cabe ni una toalla más. La construcción de un segundo aparcamiento ha agravado los problemas crónicos de saturación en una de las playas vírgenes más publicitadas de la Isla y de reducido tamaño. La capacidad de coches se ha doblado con la construcción por parte del Consell de un nuevo parking, pendiente aún de ser legalizado.

La primera consecuencia de la ampliación de plazas ha sido una mayor afluencia de usuarios a la playa, que ha pasado de tener 150 estacionamientos para coches a casi 300. Ayer, uno de los días puntas del verano, a las 10 de la mañana ya estaba colgado el cartel de completo, lo que significa que había 280 vehículos en ambos aparcamientos. "A las nueve de la mañana ya estábamos aquí para coger sitio", explicaban tres parejas jóvenes procedentes de Barcelona.

Los menorquines ya saben que si quieren ir a Cala en Turqueta deben madrugar o esperar al final del día para evitar la saturación de bañistas, por eso muchos residentes han dejado de visitar esta playa de la costa sur de Ciutadella. Los turistas también saben que si quieren disfrutar de Cala en Turqueta deben ser los primeros en llegar. Es por eso que la afluencia a esta playa empieza a las nueve de la mañana y se cierra el cartel de completo a diario sobre las diez.

"Hemos llegado a las 9.30 horas y el primer aparcamiento ya estaba lleno. Estábamos informados de que lo mejor es madrugar. Es una playa preciosa, pero se llena de gente", explicaba una familia de Barcelona.

De los pocos residentes, en la playa ayer había dos familias de Alaior, que hacía tiempo que no visitaban la cala y quedaron sorprendidas por la alta concentración de bañistas. "Parece que tienes que pedir permiso para alcanzar la orilla, no esperábamos encontrar tanta gente".

La realidad es que para llegar al mar, uno debe sortear, en zig-zag, toallas y sombrillas prácticamente pegadas unas a otras. Pese a estar en el momento de máxima afluencia de la temporada, la realidad es que el cartel de completo se cuelga a diario en verano.

Al aumento de la presión humana por tierra, hay que añadir la llegada de los bañistas de las golondrinas que hacen parada. Ayer en la cala había más de medio millar de personas, según datos del socorrista. Una elevada concentración humana lejos del ratio de calidad que se recomienda en las playas vírgenes: 10 metros cuadrados por persona.

El pasado día 8, el GOB solicitó por escrito que el Consorcio insular de disciplina en rústico abriera expediente al nuevo aparcamiento, ejecutado por el Consell sin licencia ni interés general, y no contemplado en el Plan Especial de la ANEI, según la denuncia de la oposición. A los ecologistas les preocupa que la masificación asociada disminuya la calidad turística y ambiental de las playas vírgenes, y suponga más presión y riesgos en las áreas naturales.

El nuevo aparcamiento se ha habilitado en una "tanca" de la finca Sa Marjal Vella, a apenas 100 metros del aparcamiento existente (legalizado), que incluye un chiringuito de "marès", con amplia terraza y duchas, al que ahora también acuden más clientes.