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Autoficha
Somos Pepe Moreno y Kiko Muñoz y nos conocemos porque trabajamos juntos once años en un supermercado. En 2003 decidimos embarcarnos en la aventura de abrir un negocio de delicatessen y jamonería, y tras mucho luchar, en diciembre de 2004 inauguramos El Paladar en Ciutadella. Desde entonces hemos abierto otras tres sucursales y dos puntos de venta más en la Isla (www.elpaladar.es)

Se tiene la idea de que los productos delicatessen estaban reservados para ocasiones especiales. ¿Son ahora de consumo más habitual?
Quizás la etiqueta delicatessen haga pensar eso. Pero nosotros buscamos productos artesanos y de calidad, sin que tengan que ser "top". Asociamos el término delicatessen con algo auténtico, que esté bien elaborado y que sea artesano. La relación calidad precio es fundamental.

Uno de sus productos estrella es el jamón, ¿cómo se identifica una buena pieza?
Resulta difícil de explicar, pero siempre se identifica porque esté bien tapado de grasa y curado por todas las partes de una manera uniforme. La silueta del jamón es importante. También tocamos la grasa, que tiene que estar blanda y jugosa.

¿De dónde traen los jamones?
Principalmente de Extremadura, Córdoba y Salamanca. Hacemos tres viajes al año a distintos lugares para comprar el producto.

¿Cuántos jamones venden?
Actualmente estamos vendiendo más de 12.000 jamones al año. Hay gente que dice que parece imposible, pero hay que tener en cuenta que no solo se venden por piezas, sino también al corte y envasados en sobres. Ahora, en verano, deshuesamos unos 60 o 70 jamones al día.

Y hablando de cortar jamones, en su día ganaron un premio importante… ¿Cuál es la clave?
Pues buenas herramientas y práctica. No sabemos hacerlo sin un buen cuchillo. Antes de abrir el negocio ya sabíamos cortar, pero realmente aprendimos después. Asistimos al concurso como espectadores dos años y decidimos que estábamos preparados para participar. Y así fue.

¿Y cómo fue la experiencia de convertirse en emprendedores?
La verdad es que nos lo pusieron muy difícil. Había pocos locales para alquilar y resultaba complicado que los bancos te prestaran dinero. La verdad es que ha ido bien y la empresa ha crecido mucho: empezamos dos y este verano hemos sido 30 trabajadores.

¿Al turista le seduce el producto menorquín?
El visitante nacional se interesa mucho por el producto local, pero el internacional quizás presta más atención al jamón. Nosotros trabajamos con alimentos de toda España, además de alguno italiano y francés. Pero creemos que el jamón es nuestro producto estrella.

El negocio ha evolucionado hacia la venta "on line"…
Sí, aunque no vendemos toda la cantidad de productos que quisiéramos. Con el tiempo te vas ganando la confianza de los clientes, muchos de los cuales nos conocieron porque vinieron de turistas. Por otra parte, también hacemos envíos a los visitantes que tienen problemas de espacio y peso por las restricciones de las maletas en los aviones. Otro de los servicios que ofrecemos es la preparación de surtidos para eventos en casas particulares, algo que funciona muy bien, especialmente cuando hay fútbol. Ahora que está llegando el verano a su fin ya estamos empezando a planificar todo el tema del catálogo de Navidad.