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Las excursiones guiadas al Lazareto se han convertido en una actividad obligada para aquellas personas que deciden conocer Menorca, la historia y sus joyas arquitectónicas. Año tras año, la actividad que promueve la Fundació Destí consigue captar un buen número de interesados en dilucidar los pormenores y curiosidades que entraña esta antigua fortaleza sanitaria que se erige en el puerto de Maó.

En pleno proceso de negociación para que el Consell se haga cargo de la gestión de este conjunto histórico del siglo XVIII y, por tanto, un previsible cambio en el uso que se le dará a las instalaciones una vez reviertan al Ejecutivo insular, podría llevar a pronosticar que las excursiones guiadas a este enclave llegarán a su fin. La consellera de Turismo, Salomé Cabrera, es contundente. Y garantiza la continuidad de las mismas como un referente claro de la riqueza patrimonial con que cuenta Menorca. «Hay que mantener vivo el Lazareto y permitir que la sociedad local y visitante lo siga conociendo», indica.

Además, Cabrera aboga por incrementar a dos días las excursiones de cara al próximo año para poder satisfacer toda la demanda existente. Asimismo, agrega que se trata de una actividad «con espíritu de servicio sin afán de negocio».

Las cifras hablan por si solas. Hasta el momento se han celebrado nueve salidas y cerca de 500 visitantes. Las excursiones, que se celebran los domingos por la mañana, finalizan el próximo 13 de octubre. Así, quedan aun por celebrarse tres visitas. Por lo que la cifra total puede rozar los 650 visitantes. El año pasado se celebraron 23 salidas con 626 excursionistas.

La consellera de Turismo aplaude que este año se lleguen a igualar las cifras registradas durante el ejercicio anterior, a pesar de haber arrancado la temporada con un mes de retraso. Por otra parte, la embarcación de este año tiene una capacidad superior a la contratada el pasado año, que también ha ayudado a incrementar el interés. El motivo de arrancar más tarde fue logístico. Y es que, la Fundació Destí pretendió botar la embarcación del enclave. Pero «el coste económico suponía un riesgo demasiado elevado para el Consell», agrega.