En la urbe. Marga junto a su pareja, Vincent, con una típica estampa de París al fondo, la torre Eiffel - M.P.

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Desde octubre de 2009 trabaja en su tesis de Doctorado en Biomatemáticas, y lo hace en el corazón de una prestigiosa fundación, el Institut Pasteur de París. Allí, desde uno de los centros del mundo que lucha contra las enfermedades infecciosas, Marga Pons Salort, una joven de Es Mercadal, aplica sus conocimientos matemáticos al desarrollo de modelos sobre la propagación de virus y bacterias.

Como miembro del equipo de farmacoepidemiología y enfermedades infecciosas del instituto, se considera afortunada, «sabes que formas parte de una institución, es un privilegio y también una responsabilidad», afirma, aunque no por ello es amiga de protagonismos. Acepta, con cierta reserva y timidez, contar sus experiencias.

¿Cómo llegó hasta una de las entidades más reconocidas en el campo de la investigación médica?
- Estudié Matemáticas en la Universitat Politècnica de Catalunya, pero el último año de carrera lo hice en una universidad de Grenoble. Allí yo ya tenía claro que quería hacer algo relacionado con la aplicación de las matemáticas a la biología y la medicina. Busqué centros para hacer prácticas y contacté con este grupo a través de una chica que unos años antes había estudiado en las mismas universidades que yo y que ya trabajaba aquí.
La primera vez que vine fue en 2008 y trabajé los tres meses de verano, estudiando ciertos efectos de la vacunación contra el virus del papiloma humano. Comprendí que este campo de investigación me gustaba y que me quería dedicar a eso. Tras la positiva experiencia de las prácticas, decidimos solicitar un contrato ministerial para realizar el doctorado, lo obtuve, y en octubre de 2009 comencé la tesis.

¿Y a qué está dedicando su trabajo académico?
- En lo que más me he concentrado, en la tesis, es en dos vacunas, la del virus del papiloma humano, que se transmite por vía sexual y es la principal causa del cáncer de útero, y en la del neumococo, una bacteria muy común que es responsable de varios tipos de infección, desde otitis a neumonía.

¿Qué papel juegan las matemáticas en este proceso investigador de las enfermedades?
- Básicamente elaboramos modelos matemáticos de cómo se propagan las enfermedades, y cómo diferentes medidas de control, como las vacunas o antibióticos pueden ayudar a controlarlas. Nuestros estudios tienen un enfoque poblacional y pueden jugar un papel importante en la toma de decisiones en salud pública. La aplicación de las matemáticas en este campo sirve, por ejemplo, para diseñar estrategias de vacunación, determinar qué edades o sexos deben vacunarse para que un programa de vacunación sea eficaz.

¿Qué enfermedades son las que más preocupan actualmente a tu grupo?
- En general nos preocupa cómo el consumo de medicamentos, ya sean vacunas o antibióticos, afecta a la propagación de enfermedades, y a la aparición y diseminación de organismos resistentes a los fármacos. Por ejemplo, varios proyectos del grupo estudian la difusión de infecciones nosocomiales, que son las que se contraen en el hospital.

Muchos investigadores españoles se quejan de la falta de recursos y de que tienen que abandonar el país. ¿Fue ese el motivo que le empujó a ir a Francia?
- Bueno, no es mi caso, yo nunca me sentí obligada a irme, cuando me fui a Francia era el año 2007 y todavía no había comenzado la crisis. Hay muchos jóvenes investigadores que se van, pero yo creo que ese no es el problema. Hacer una parte de la carrera científica en el extranjero forma parte de la formación científica. Es positivo salir. El problema es que luego estos investigadores quieren volver y no pueden porque no hay plazas. Es ahí donde se hace evidente la falta de recursos.

¿Usted volvería? ¿O preferiría afincarse en cualquier otro país para poder seguir con la investigación?
- Ahora prefiero seguir mi formación en el extranjero. A largo plazo pienso que sí, que me gustaría volver a España, Barcelona sería un lugar idóneo. Pero las políticas de investigación actuales no creo que vayan a crear las condiciones adecuadas para que pueda volver en los próximos años.

¿Cree que se apoya poco la investigación en nuestro país?
-Yo creo que en investigación ha habido buenas inversiones hasta hace poco, pero en este momento los grupos que sobreviven o no están sufriendo tanto son los que tienen financiación europea. Se abren pocas becas de doctorado y postdoctorado, y han caído muchas convocatorias o se han retrasado. Importantes revistas científicas han hablado de los recortes en ciencia en España estos últimos años. El problema añadido a todo esto es que es muy difícil atraer investigadores extranjeros para que vengan a España a aportar sus conocimientos.

¿Cómo es el instituto para realizar investigación?
-Aquí, en el Institut Pasteur, cuidan mucho a los investigadores, pienso que tenemos mucha suerte, y soy consciente de que es un caso un poco excepcional. Somos bastante privilegiados en cuanto a recursos económicos, sin que nos falte dinero ni material para investigar o con la posibilidad de acudir a congresos si es necesario. Además en el instituto hay investigadores muy brillantes y a menudo también recibimos visitas de científicos muy reconocidos. Todo esto hace que te sientas parte de algo, es un privilegio y a la vez una responsabilidad, no puedes fallar.

¿Qué tal es su relación con el resto del personal, con su equipo de investigación?
- Bien, me acogieron muy bien. Y eso que París es diferente a Grenoble, aquí la gente es más fría, es una ciudad muy grande. En Grenoble además iba cada día a clase, y entonces haces más amistades, aquí estoy en el laboratorio y es un grupo más pequeño. También me ayuda el hecho de tener aquí a mi pareja, Vincent, que es francés e investiga en matemáticas. Él conoce España y le gusta pero tiene una plaza fija aquí, aunque en otro centro. Mientras allí no salga nada estable, no tiene sentido plantearse dejarla.

¿Hay más investigadores españoles en el 'Pasteur'?
- Si, somos un grupo de diferentes comunidades, hay compañeros de Murcia, Madrid, Valencia, Barcelona, y Sevilla. Cada semana, los jueves, nos juntamos en el restaurante del instituto y comemos juntos.

¿En qué idioma realizan sus trabajos de investigación?
- En mi grupo hablamos francés, aunque en Pasteur hay gente de nacionalidades diferentes y en otros equipos el idioma predominante es el inglés. Sin embargo, todo lo que escribimos para publicaciones científicas se hace en inglés. Después de todos estos años me siento muy cómoda hablando en francés, hasta sueño en francés, pero creo que siempre será una lengua extranjera. El inglés solo lo utilizo cuando voy a algún congreso o para el trabajo.

Y en esos sueños, ¿alguna vez aparece el regreso a Menorca?
- Sí, sí... De hecho cada vez que voy a la Isla y tengo que volverme a ir, pienso, por qué habré elegido esta vida, de estar lejos. Echo muchas cosas en falta, y pienso en volver, pero no sé cuándo. Añoro a mi familia, los amigos, la comida... Echo en falta el mar, el sol, levantarme y ver El Toro y las vacas que pastan... Aquí es difícil salir de una ciudad tan grande y ver el campo.

¿Y qué le costaría ahora dejar atrás, en París?
- Pasear por la ciudad, que tiene rincones muy, muy bonitos. Y posiblemente sus exposiciones. París tiene una gran oferta cultural, cada nueva temporada hay alguna exposición interesante, sobre todo en centros como el Museo de Arte Moderno, el Georges Pompidou y L'Orangerie.