La esfera del Ayuntamiento de Maó se convirtió en uno de los famosos relojes blandos - Gemma Andreu

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Imaginen que se encuentran caminando por la calle con un buzo, llevando una sobrasada colgando de una escopeta; bailarinas vestidas de negro con zanahorias como peluca; o personajes disfrazados de diferentes animales. Este mundo estrambótico, de lo absurdo, tomó ayer a mediodía las calles de Maó. La jornada de performances surrealistas llenó el centro de imaginación, creatividad y arte, gracias a la participación altruista de más de 50 personas.


Un Dalí auténtico

La iniciativa ha surgido del Ayuntamiento y el Ateneu de Maó como una forma de acercar al público el movimiento surrealista, con la coordinación de Josep Bagur Corominas. Además de la exposición en la Sala de Cultura Sa Nostra, las actuaciones en directo de ayer, y dos charlas, el 17 de diciembre se desarrollará un ciclo de cine surrealista en los cines Ocimax, y el 20 de diciembre en el Ateneu de Maó. Una de las escenas que más sorprendió fue ver la figura de Salvador Dalí, interpretada por Juan Cubas, conducido por dos caballos, vociferando en su papel la célebre y lúcida frase: «No estoy loco, está loco el mundo».