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El GOB ha manifestado la necesidad de que el Consell y los ayuntamientos coordinen las labores de control de las redes de saneamiento, sobre todo en relación a la presencia de metales pesados, para evitar el vertido de contaminantes al mar.

La entidad advierte de que las analíticas publicadas por Oceana, sobre la elevada presencia de restos de mercurio en peces que habitan en las aguas insulares, representa «un serio toque de atención que obliga a controlar mejor el vertido de contaminantes al mar, los controles oficiales fallan demasiado a menudo, porque no se realizan o porque se ocultan los resultados problemáticos», asegura.

El GOB recuerda el precedente de la presencia de mercurio en las aguas de Trebalúger, que fue detectado en el transcurso de un estudio realizado por la UIB y el CSIC en 2009. La entidad ecologista conoció el resultado dos años después y trabajó conjuntamente con el Ayuntamiento de Ferreries para solucionar el problema, ante la sospecha de que estaba ligado al funcionamiento de la depuradora municipal.

En efecto, las analíticas del alcantarillado evidenciaron que la línea del polígono industrial estaba saturada de materiales pesados, que no eran eliminados por la depuradora y, en consecuencia, se vertían al torrente y finalmente al mar. El problema quedó resuelto cuando el ayuntamiento instó a las industrias a realizar la depuración previa de las aguas residuales.

Medidas

El GOB ha expresado su confianza en que la nueva dirección de Autoridad Portuaria lleve a cabo una actuación respetuosa con el medio ambiente en el dragado del puerto de Maó, «apostando por sacar a tierra firme como mínimo la parte fina de los sedimentos, en donde se acumula la contaminación».

Además, recuerda que el órgano gestor del puerto de Maó tiene la competencia para «controlar la actual contaminación derivada del varadero del puerto, donde se realiza el mantenimiento de las embarcaciones y muchas sustancias van a parar al mar», concluye.