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La alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, justificó la decisión de la votación secreta por tratarse de un asunto, el aborto, que afecta «al ámbito íntimo y la conciencia» de cada persona. A la petición de la oposición de tomar una postura clara ante los cambios propuestos por el Gobierno en la ley, Reynés respondió que «no mostraremos nuestras convicciones personales, éticas y morales», por lo que se optó por un voto secreto que contemplan tanto la Ley de Régimen Local como el Reglamento Orgánico Municipal. A pesar de las diferencias en el PP en torno a la interrupción voluntaria del embarazo y del voto secreto, la propuesta del PSOE no prosperó, así que el Ayuntamiento de Maó no mostrará oficialmente su rechazo al anteproyecto que impulsa Ruiz Gallardón.

Ambos grupos acordaron por unanimidad el sistema de votación secreta, después de la exposición del PSOE y un debate breve, ya que la alcaldesa evitó entrar en «consideraciones ideológicas» porque, afirmó, existen distintas posiciones personales «incluso dentro de una misma ideología». Sastre por su parte recordó que el PP no ha apoyado ninguna de las leyes del aborto que se han promulgado en España, ni la de 1985 ni la de 2010 y, sin embargo, criticó, ahora propone una reforma que no tiene ningún apoyo en el arco parlamentario y que, añadió, es «clasista» y no responde a una demanda social.