Ezquiaga aclara que aún no se ha concretado la fórmula con la que colaborará con el Consell ni tampoco el papel exacto que él jugará. | Javier Coll

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José María Ezquiaga fue noticia una década atrás, cuando fue el artífice de la parte técnica del Plan Territorial Insular (PTI), y lo vuelve a ser ahora, después de que el equipo de gobierno del Consell le haya designado para participar en la revisión del Plan. Doctor en Arquitectura, Ezquiaga recibió numerosos premios por su trabajo, que debe ser revisado con celeridad, según asegura él mismo.

Su elección para participar en la revisión del PTI ha causado sorpresa. ¿Le sorprendió también a usted?
— Al contrario, es una muestra de la voluntad de conducir la revisión del PTI por la vía del máximo consenso. De hecho, si una de las críticas que una parte de la población realizó al PTI de 2003 es que no se alcanzó el grado óptimo de acuerdo, a pesar de que se realizó un gran esfuerzo en este sentido, a mi me parece imprescindible corregir esta situación. Los planes son siempre de quien los aprueba, y deben expresar la voluntad del conjunto de la población. Cuanto más extenso sea el consenso, más valioso es el plan y más tiempo va a durar.

¿En 2003 hubo suficiente consenso?
— En el PTI de 2003 hubo voluntad de consenso, pero también hay que entender la situación política de aquella época, con un gobierno de coalición y diferentes sensibilidades dentro del mismo equipo que tuvo que hacer un gran esfuerzo para lograr el pacto interno. Quizás eso frustró en la última etapa la posibilidad de alcanzar un acuerdo unánime, que es lo ideal en estos planes. Pero durante la elaboración de plan se realizaron numerosos cuestionarios a las fuerzas vivas de la Isla, y personas muy distintas coincidían en unas ideas esenciales que convertimos en los principios del Plan.

Existía una base social propensa al consenso.
— Existía y creo que aún existe. Todos sabemos que las políticas económicas dependen de la coyuntura, y pasa igual con algunas medidas de los planes territoriales. Son decisiones que no deben verse como dogmas, son útiles para ayudar a un determinado objetivo, y cuando este se cumple, la medida debe cambiarse.

¿En algún momento se ha dogmatizado el PTI, convirtiéndolo en un elemento demasiado estático?
— El plan fue un hito muy importante y tuvo repercusión dentro y fuera de la Isla y se convirtió en un referente muy sólido, lo que tiende a la sacralización del documento. El plan territorial es un instrumento muy importante en un momento concreto, pero la clave es rehacerlo. Los urbanistas defendemos la idea de planificación continua, como un médico que monitoriza al paciente. La receta que dispensa un médico no tiene valor de permanencia. Según cómo evoluciona el paciente cambia dosis, fármacos o técnicas de trabajo.


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