En junio de 2011 los trabajadores firmaron la compra de la fábrica propiedad de Nueva Rumasa

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Han sido seis años, un mes y seis días los transcurridos desde que se anunció el cierre de la fábrica de Kraft, el antiguo El Caserío, y se comunicó, la pasada semana, el auto judicial de levantamiento del concurso de acreedores de la actual Quesería Menorquina. Mucho tiempo de incertidumbre y sacrificios «un año y otro año» por parte de los trabajadores, ahora también socios de la empresa, que ha dado su fruto aunque «aún no estamos salvados, estamos más animados ante el 2014, pero hay una deuda que pagar», afirmó ayer el presidente del comité de empresa, Antonio Olives.

Por el camino se han quedado «compañeros, los 43 que se fueron el año pasado porque si no, nos íbamos todos», con el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que se aprobó en marzo de 2013 -recordó-, y la mala experiencia con la familia Ruiz Mateos, con una compra de la empresa en 2009 que «fue un engaño total».

La colaboración entre directivos y empleados, remando juntos con un mismo objetivo, la supervivencia de la empresa, ha permitido que se levante el concurso de acreedores pero Olives quiso subrayar ayer el papel jugado por el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), del que es representante. «Ha sido fundamental, sin su ayuda no estaríamos donde estamos, han estado siempre apoyándonos, nos han ayudado a abrir muchas puertas y facilitado contactos con la Administración», señaló, al tiempo que destacó también la labor de gestión realizada.

Los sacrificios duante los últimos seis años que menciona Olives son rotaciones en el paro de prácticamente el 90 por ciento de la plantilla, un ERE y la reducción de salario del 20 por ciento para los que se quedaron en la empresa, atrasos en las nóminas y disponibilidad de la plantilla a adaptarse a los cambios en los ritmos de trabajo y de jornada; todo ello agravado por la incertidumbre sobre el futuro, lo que ha generado, subrayó Olives, «un desgaste psicológico importante». Sin embargo, con buena parte de los empleados que han dedicado toda su vida laboral a Quesería y un entorno de paro, el presidente del comité cree que la decisión de tomar, todos juntos, las riendas de la empresa «fue la más adecuada».