Plaça Colón. La última obra de reforma que ha empezado en las calles de Maó corresponde a este céntrico emplazamiento, donde se va a retirar parte del maltrecho adoquinado tradicional para ampliar la plataforma central y facilitar el tránsito de peatones. Se moverá de sitio la estatua de Pilar Alonso | Javier Coll

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El Govern emitió ayer un informe de coyuntura económica en el que apunta que la licitación de obra pública ayudó el año pasado a mantener las débiles constantes vitales del sector de la construcción balear que, aún así, ha reducido su actividad en casi 28 puntos porcentuales desde 2008. Los datos que recientemente ofreció CAEB para Menorca son incluso más dramáticos. No obstante, ambas entidades hablan de posibles opciones de repunte en el ladrillo, y estas pasan en parte por el aumento de la licitación oficial.

Los ayuntamientos de la Isla suman este año para inversiones unos 8 millones de euros, un 10 por ciento más que en 2013. En Maó están en marcha las obras del Cós de Gràcia, Plaça Colón y Miranda, mientras que están en lista de espera Sínia Costabella y las escaleras mecánicas de Ses Voltes. En el puerto, Autoridad Portuaria iniciará en breve el vial del Cós Nou, el duque de alba y el dragado.

En el caso de Ciutadella, el año empezó con intervenciones tanto en el interior de la ciudad como en las urbanizaciones por un importe total de 750.000 euros. Además, se ha licitado la reforma de la carretera general, está en marcha la de Torralba, entre otros proyectos.

Las dos asociaciones de constructores de la Isla aseguran que sí se percibe algo más de actividad en la obra pública, pero muy incipiente. Nicolás Bosch, presidente de la Asociación de Empresas de la Construcción y Promotores de Menorca, y Manuel Gómez, director general de la Asociación de Constructores de Balears, coinciden en que este tipo de obras benefician a pocas empresas (siete u ocho, dice no, dos o tres, dice otro), las que más envergadura y recursos tienen. El resto, más idóneas para edificios y reformas, continúan sufriendo. «Hay mucha necesidad de trabajo, la mayoría lo pasa mal», reitera el segundo.

Gómez comenta que la obra pública, además, reduce poco el paro porque necesita un número de trabajadores sensiblemente inferior que otros trabajos. «Es una tarea muy mecanizada». Por tanto, la reducción del número de parados en el sector de la construcción se debe, dice, «a muchos otros ingredientes que se combinan». Explica que el repunte en la obra pública «son cuatro cosas, pero es que hace poco no hacíamos nada». Comenta también que las empresas que optan a estos proyectos presentan presupuestos a la baja, casi sin margen de beneficio, solo para mantener activa la plantilla y amortizar la maquinaria. «Algunos por un euro más de lo que cuesta van a concurso».

Nicolás Bosch señala que se están ejecutando varias obras que quedaron pendientes del año pasado. Comenta además que las administraciones, «que no son tontas», ya licitan los proyectos por unas cantidades muy ajustadas, «si saben que se puede hacer por 500.000 euros, no suben mucho de 500.000 euros», pero que las empresa optan igualmente a estos contratos porque «no quieren tener las máquinas paradas».

Pese a lo mal que lo pasa el sector, con la construcción residencial totalmente paralizada, apenas cierran empresas de un tiempo a esta parte. Eso sí, cada vez se ajustan más las plantillas. Gómez y Bosch piden a la administración que colabore, agilizando los trámites y aprobando de una vez por todas la Norma Territorial Transitoria y el nuevo PTI.