Vista de los 5.000 metros cuadrados que ocupa el puesto de mando | Javier Coll

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Norte de Europa. Mar Báltico. Estonia es atacada por Bothnia, un país ficticio y fuera de la OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte) e invoca el artículo 5, que obliga a los países miembros a prestarle ayuda defensiva. Tras ser aprobada por el NAC (North Atlantic Council), el órgano en el que se toman las decisiones políticas, se opta por desplazar a la zona al Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de Bétera para liderar una fuerza desplegable compuesta por elementos de tierra, mar y aire.

Ese el planteamiento ficticio que han preparado los mandos de la OTAN en Virginia (EEUU) para evaluar si el cuartel de Bétera está preparado para dar el mayor salto de su historia: convertirse en el primero de la Alianza Atlántica preparado y disponible para dirigir misiones mandando fuerzas terrestres, aéreas y navales. Para desarrollar el ejercicio, bautizado como Trident Jaguar 14, se ha optado por la isla de Menorca y, concretamente, la base de San Isidro.

Hasta allí se vienen desplazando desde el pasado mes de abril 1.200 soldados de una veintena de países al mando del General de división Javier Cabeza Tabarné, Jefe del Estado Mayor del cuartel, quien explica que en el conjunto del ejercicio, que será seguido desde diversos puntos del mundo, participarán 1.600 soldados.


Una ciudad en miniatura

La ficción ya ha arrancado, pero la respuesta del cuartel empezará a ser evaluada el próximo martes día 6 de mayo. Será entonces cuando empiecen las sorpresas: «Hemos estado en muchos conflictos, pero el nivel de estrés no se puede comparar con el que se vive en este tipo de ejercicios, en el que todas las incidencias se concentran en apenas diez días».

Lo explica el teniente coronel Alfredo Campo Fort, nacido en el hospital militar de Maó, quien ejerce de cicerone en la visita para dar a conocer las condiciones de la base y el ejercicio a la prensa. Relata el tipo de incidencias que se pueden encontrar. Un puente estratégico destruido, una crisis humanitaria con civiles desplazados a los que hay que dar refugio, una manifestación que se descontrola, presencia de artefactos explosivos e incluso ruedas de prensa con periodistas ficticios que interrogan a los mandos militares sobre el conflicto.