TW
4

Las obras del dragado siguen sacando del fondo marino del puerto de Maó auténticas joyas arqueológicas, que no hacen más que demostrar la importancia de la rada mahonesa tanto en la historia menorquina, como en la del conjunto del Mediterráneo.

Los últimos descubrimientos han sido diversos tipos de munición y armamento naval, que se presume que es del siglo XVIII y XIX, cuando Menorca jugó un papel clave en la geopolítica internacional, debido a la importancia del puerto natural de Maó. Solo hay que recordar la dominación inglesa de la Isla a partir de 1708, prolongada hasta 1802, eso con intermedios de presencia francesa (1756-1763) y española (1782-1798) Las múltiples fortalezas y edificiaciones militares construidas en su entorno a lo largo de su historia, desde el castillo de Sant Felip, el Fort de Marlborough, pasando por el arsenal inglés, la Mola o la base naval, han dejado huella. Los recientes hallazgos recuerdan la importanica militar del puerto. Se han encontrado balas de cañón de piedra, así como otras de hierro colado. Las balas de piedra, aseguran los arqueólogos encargados del seguimiento del dragado, eran utilizadas a veces de granadas, ya que "al impactar contra su objetivo, pero carecer de suficiente resistencia, explotaban en cientos de pequeños fragmentos que funcionaban como metralla, arrasando las cubiertas" de los navíos. En esa época, recuerda los arqueólogos, "la variedad de munición empleada en el fuego de artillería era extensa, ya que podía ser empleada en diversos fines", y la más común era el "proyectil esférico simple de hierro colado, podía tener diverso calibre y su misión era la de traspasar el casco de los buques enemigos". En el fondo del puerto de Maó también se ha encontrado restos de palanquetas, un tipo de munición para cañón, más alargada, "cuyo objetivo era destrozar la arboladura (los mástiles, velas y elementos para el manejo de las mismas) de los navíos enemigos, dificultando así sus maniobras y evasión". Estos artilugios, recuerdan, "consistían en una barra de hierro con los extremos engrosados de diferentes formas: las españolas, por ejemplo, tenían forma esférica; las francesas, semiesféricas, y las inglesas, de prisma". Este tipo de proyectil solía usarse en distancias menores a 400 metros, ya que así producía mayores estragos. Otros descubrimientos que han sacado a la luz las obras del dragado son municiones de mosquete, con forma esférica, de plomo que "hacían que esta arma tuviera un gran poder de detención y que causara heridas terribles, a pesar de su escaso alcance, apenas 100 metros". Por último, también se han encontrado restos de armas blancas en el fondo del puerto de Maó, como un sable que se utilizaba como arma de abordaje. Concretamente se ha hallado una empuñadura de sable.