Tranquilidad es lo que buscan muchos de los clientes de los hoteles rurales de la Isla, de alto poder adquisitivo | Gemma Andreu

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El producto Menorca Slow o el saborear con tiempo los placeres no solo gastronómicos sino también naturales que ofrece la Isla se abre camino.

Los establecimientos dedicados al agroturismo, turismo rural o de interior son de los pocos que pueden decir de momento que la temporada turística, o al menos sus inicios en los meses de abril, mayo y junio, ha mejorado su ocupación respecto a 2013.

Una mejoría que se mueve todavía entre márgenes pequeños, de entre un 3 y un 4 por ciento en abril y mayo, y en la estabilidad de junio, pero que anima a pensar que el verano 2014 se cerrará en cifras positivas, pese a que la ocupación en este tipo de alojamientos de calidad alta no llegará en agosto al cien por cien, según las estimaciones de la patronal PIME-Menorca, sino que rondará el 90 o el 95 por ciento.

Se trata de un tipo de alojamientos que acoge a un turismo de alto nivel adquisitivo, que busca relax y tranquilidad, y que se nutre principalmente de parejas.

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