Es Pins fue testigo del éxito de una nueva edición del festival, que en la noche del sábado logró reunir a un gran número de personas que asistieron a la gala internacional | Josep Bagur Gomila

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Las 500 sillas colocadas el pasado sábado en la plaza de Es Pins de Ciutadella para el acto central del Festival Internacional de Música y Danza Oriental de Menorca «se quedaron cortas», según explica la directora del evento, la bailarina residente en la Isla, Naima Nez. Y es que los organizadores del evento calculan que a lo largo de las dos horas que duró el espectáculo pudieron disfrutar del mismo cerca de 2.000 espectadores.

La cifra supone un salto notable respecto a ediciones anteriores, y «un paso adelante» al que hay que sumar, a juicio de Nez, la calidad del grupo de artistas que han conformado el cartel de este año. Una quincena de bailarines se subieron a la tarima de la plaza para poner un toque exótico al verano menorquín. Para el público asiduo a la cita había una cara conocida, la del argentino Pablo Acosta, el único hombre que bailó durante la gala internacional, y que ya estuvo en la Isla el verano pasado. Junto a él actuaron artistas llegadas desde Sudáfrica, Madagascar, Francia, Perú y España.

El resultado obtenido por la edición que se ha celebrado este fin de semana es excusa más que suficiente para organizar una nueva cita el año que viene. «Tras las tres citas anteriores, este verano habíamos logrado generar una gran expectación entre el público», explica la directora del festival.

Cabe recordar que, además de los espectáculos como los que se ofrecieron en la céntrica plaza, y el día anterior en el Bastió des Governador, protagonizados por profesionales, el evento está pensado también para aficionados. Medio centenar de estos últimos participaron en los talleres programados durante el fin de semana.