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Los locales de ocio nocturno de la calle Borja Moll de Maó solicitarán al Ayuntamiento «flexibilidad» a la hora de adelantar el cierre de las salas. Piden, en concreto, que se les permita tener abierto hasta las cinco de la madrugada, es decir, una hora más del horario que les ha impuesto recientemente el Consistorio ante las quejas por molestias de vecinos.

El propietario del local Assukar, Jhon Riveros, muy enfadado, aseguraba ayer que la medida tomada por el Ayuntamiento «nos abocará al cierre» puesto que en la Isla hay costumbre de salir tarde de fiesta, en torno a las dos de la madrugada, por lo que la obligatoriedad de cerrar dos horas después de la llegada de la gente «tendrá consecuencias nefastas para los locales de la zona», asegura. Aunque tener que cerrar a las cinco también les supondría pérdidas «la medida sería más aceptable y menos agresiva» para estos establecimientos, Assukar y Zouck.

Además, Riveros solicita la realización de estudios sonométricos «antes de que se tomen decisiones tan drásticas», y es que, está convencido de que «no sobrepasarían los límites permitidos». Como tercera medida, asegura que las salas ubicadas en Borja Moll iniciarán una campaña de recogida de firmas para defender sus derechos si el Ayuntamiento sigue defendiendo solamente los intereses de unos pocos ciudadanos. Riveros anuncia a su vez que la notificación de la medida llegó a las salas el viernes a las 23 horas, por lo que le cuesta entender que se informara antes a los medios de comunicación que a los propios afectados.

El propietario del Assukar recuerda que tras las primeras quejas vecinales se reforzó la seguridad además de abrir una tercera puerta de acceso al local por la calle Vía Ronda para evitar ruidos en Borja Moll. Además, incide en el hecho de que «tenemos licencia de café-concierto, cumplimos todos los requisitos exigidos», por lo que esta medida añadida a las condiciones que marca la ley es incomprensible. En este sentido, emplaza al Ayuntamiento a intensificar la presencia policial a la hora del cierre. Y es que, tal como señala Riveros, «el ruido se produce por la gente cuando sale del local».