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Una mujer sufrió una importante herida en su pie derecho el martes cuando se encontraba pescando en la zona de Atalis, al final de la playa de Son Bou. "Estaba en una losa con poca agua, apenas me cubría hasta los tobillos, cuando de repente de un agujero de bajo el agua salió un animal de más de 50 centímetros y con la piel de un tono entre naranja y marrón y me mordió", explica Lucy Garcia Marques, que no llegó a distinguir qué la había atacado aunque sí vio que no se trataba de una morena.

La mujer, aficionada a la pesca submarina y otros tipos de pesca, estaba practicando 'spinning' en la zona junto a su pareja cuando vio que en el agua había un agujero. Al acercarse para lanar el anzuelo hacia ese lugar, notó un corte muy doloroso que le hizo levantar el pie fuera del agua y vio un pez. "Me atacó de una forma muy violenta, no llegué a ver qué era exactamente, al principio pensé que era un Cap Roig pero luego vi que era demasiado grande", cuenta la herida.

La pareja fue en busca del coche para trasladar a la herida al Mateu Orfila donde fue atendida por el doctor Borrás. "El médico me dijo que es aficionado a la pesca y no supo definir qué me había atacado, aunque descartamos que hubiera sido una morena". Recibió siete puntos de sutura y, tras ser tratada, recibió el alta.

Poco después, cuando su pareja contó lo ocurrido a varios pescadores, uno de ellos le explicó que en las últimas semanas se ha incrementado el número de capturas de crías de tintoreras en la isla y que la descripción y el tipo de herida cuadra con una posible cría de este tipo de escualo muy habitual en el Mediterráneo. De momento no tienen una confirmación oficial de qué animal la podría haber atacado.

"Es una situación que me preocupa porque vivo en Son Bou y veo a gente que nada todo el año o que hace pesca submarina sin compañía y si a mi me ha pasado en la orilla de la playa, no sé que puede pasar en zonas más profundas". En este sentido pide que cualquier persona que se meta en el agua extreme las precauciones.

Comentando el caso con más pescadores, un amigo de la pareja de Lucy explicó la posibilidad de que las ondas magnéticas que emiten algunos barcos hayan afectado la orientación de algunas especies marinas que, como en este caso, estén lejos de su hábitat natural. "Podría ser verdad, ya que por ejemplo no es época de sirviolas o de palometes y las estamos pescando igual", concluye la herida.