El menorquín, con su novia Emmanuelle Ortuno en una excursión | M. P. S.

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Siempre había deseado tener la experiencia de vivir un tiempo en el extranjero. Francia, el país de su pareja sentimental, se lo puso en bandeja, aunque Marc Pons Suaus (Maó, 1987) hacía ya años que en realidad había abandonado Menorca para formarse, en la Universidad de Vic, en Educación Física, su profesión. Pronto cumplirá su sueño de regresar después de haber pasado una larga temporada en el suroeste francés, en Burdeos, la capital de la región de Aquitania.

Estaba ya instalado en Barcelona cuando decidió vivir en Francia. ¿Qué le motivó?
— Teníamos ganas de cambiar de aires. Mi pareja, Emmanuelle, es francesa pero de París, nos conocimos en Barcelona y estábamos situados, pero queríamos salir. A mi siempre me había apetecido vivir en el extranjero, quería además perfeccionar el idioma, que ahora ya domino, y en Burdeos teníamos amigos.

Así que tomaron la decisión...
— Sí, fue un poco a la aventura. Llegamos sin trabajo, sin nada, pero al mes y medio ya habíamos encontrado.

¿Ha podido dedicarse a su profesión?
— Sí, como director de un centro deportivo de la cadena Amazonia, que tiene unos 150 gimnasios en toda Francia. Como ya tenía experiencia en Barcelona confiaron en mí y me cogieron. Me dejaron que llevara la sala como si fuera mía, trabajando solo, ya que son salas de apertura automática, a las 6.30 horas de la mañana, y cierran a las 23 horas, los clientes entran con su tarjeta. Y yo trabajaba el horario comercial, realizando las inscripciones, todo el tema administrativo, altas y bajas, así como consejo y ayuda en el tema deportivo.

¿Ya no sigue en el empleo?
— Precisamente ahora lo dejo para arrancar un nuevo proyecto deportivo y cumplir mi objetivo de volver a instalarme en la Isla y montar una familia allí. Ahora mi sueño se hará realidad.

Por su experiencia, la manera de practicar el deporte, ¿es diferente en Francia?
— Sí, es distinto. En general los franceses prefieren practicar algún deporte al aire libre, como correr, y por ejemplo aquí el deporte rey es el rugby. Los gimnasios o salas de fitness se entienden de forma distinta y se ven como algo de gente que quiere 'mostrar' su físico, no como una cuestión de salud, que es el concepto que tenemos en España. Aquí en Amazonia las salas cuentan con máquinas de cardio y musculación pero todo es guiado, no hay peso libre.  También hay una pequeña televisión de plasma para seguir las clases dirigidas. Francia es uno de los países a la cola de la Unión Europea en gimnasios tal y como los concebimos nosotros.

¿Y usted que tipo de deporte prefiere practicar?
— Rugby. Ya lo practicaba en España y aquí estoy con un equipo amateur, el ASPTT Stade Bordelais, el profesional es ya de un nivel muy elevado. Espero poder seguir practicándolo al volver a Menorca. Gracias al rugby me he sentido muy a gusto y arropado, me han integrado. Aunque también hay que decir que pocos miembros del equipo son de Burdeos.

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¿Es difícil entrar en los círculos de la sociedad local?
— Sí, yo creo que sí, la gente es más cerrada y les es más difícil integrar a alguien en su grupo que en España, no se fían tanto. Aunque si lo pienso, creo que en Menorca puede ser igual. Aquí también hay presencia de colectivos españoles, pero yo no tenía interés en entrar porque soltarme con el idioma hubiera sido más difícil.

¿Qué tal es Burdeos para vivir?
— Es una ciudad muy bonita, culturalmente muy distinta a España y bastante más tranquila que Barcelona. Al final la vida aquí pues es lo normal, ir a trabajar, salir con tu pareja a cenar, pasear al perro y el fin de semana jugar a rugby. Burdeos por ejemplo no tiene metro, se puede hacer casi todo a pie e ir en bicicleta por el centro. El precio de los pisos se puede comparar con los de Barcelona, sin embargo aquí el sueldo es acorde con esos precios.

¿Significa que se gana más?
— Sí, lo que pasa es que cuando acabas de pagar todo, al cabo del mes, el dinero que te queda en el bolsillo es parecido. Sin embargo hay algunas diferencias en el mundo laboral.

¿A mejor o a peor?
— A mejor. En Francia por ejemplo tienes que trabajar un año entero para tener vacaciones, pero son cinco semanas. Hay reglas pero son lógicas, y el trabajador tiene aquí muchos más derechos que en España, hay mucha estabilidad y contratos indefinidos. Tienes que armar un lío serio para que te echen y tienen que pagar mucho para eso.

¿Cómo ha vivido los acontecimientos de la amenaza terrorista, tras los atentados de la revista «Charlie Hebdo»?
— Estamos en alerta máxima. Vivimos al lado de la Gran Sinagoga de Burdeos, y aquí abajo, cerca de mi casa, está el ejército las 24 horas del día. También los gendarmes. Hay patrullas armadas con metralletas por la ciudad.

Recientemente se celebraron elecciones departamentales y ganó el centro-derecha de Sarkozy. Hoy 29 de marzo se celebra la segunda vuelta de las votaciones. ¿Sigue la política del país?
— Me interesa pero la verdad es que me resulta difícil hablar en una entrevista, está el asunto muy caliente con lo de «Charlie Hebdo» y el ascenso de Marie Le Pen. Tengo muchos amigos aquí que no son franceses, no sé qué pasaría con Le Pen. (La líder del Frente Nacional, fuerza xenófoba de extrema derecha, con la que compiten los partidos tradicionales de izquierda y derecha).


Ahora que está a punto de regresar, ¿qué es lo que más le ha gustado de Burdeos y lo que ha añorado de Menorca?
— Durante este tiempo he echado de menos especialmente el mar. Aquí no está tan lejos, y tenemos familia en la costa, en el País Vasco francés, pero no teníamos coche propio y viajar resulta un poco caro. Cuando hemos podido alquilar o nos han dejado un vehículo hemos intentado descubrir algo de esta zona y también he podido conocer París. De los alrededores de Burdeos son atractivos los châteaux (palacetes donde se encuentran las bodegas de esta importante zona vinícola del sur de Francia) donde elaboran el vino.