De isla a isla. Romero tuvo muy claro desde bien joven que le gustaría vivir en Inglaterra. | M. R.

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Pisó Inglaterra por primera vez cuando tenía 14 años. Y ya entonces, les dijo a sus padres: «Cuando sea mayor, me iré a vivir a Londres». Tras repetir la visita unos cuantos años para perfeccionar su inglés, al finalizar la Universidad regresó un verano más de vacaciones, y ya fue prácticamente para quedarse. «He aprendido en el transcurso de la vida a tener cuidado con lo que una dice», relata no sin cierto sentido del humor. Han pasado dos décadas desde entonces, y allí sigue, en la City, dirigiendo una escuela de español y una agencia de traducción a la que dice dedicarse «en cuerpo y alma».

Usted tuvo claro desde bien temprano que quería establecerse en Londres. ¿Cómo fue su primer contacto con la capital británica? ¿Qué fue lo que le sedujo para convencerse de que, cuando fuese mayor, querría vivir allí?
— ¡Fue amor a primera vista! Simplemente sentía que algún día volvería para quedarme un tiempo. Lo que no sabía es que sería tanto y, de hecho, todavía sigo aquí, después de 20 años. Recientemente me he mudado a la campiña inglesa, a un pueblecito precioso a 100 kilómetros de Londres donde la mayoría de gente es inglesa.

Tras aquel primer contacto cuando tenía 14 años, siguió viajando a Londres cada año para mejorar su nivel de inglés. Pero, ¿cuándo decidió quedarse a vivir allí definitivamente?
— Cuando conocí al que fue mi primer marido. A los pocos días encontré un trabajo como intérprete y fue todo una cadena de acontecimientos. Y, así, sin darme cuenta, me había establecido en la capital de Inglaterra.

En su caso, el idioma no supuso una barrera para buscar trabajo en Londres, ¿no es así? ¿Cómo fue, en general, el proceso de adaptación?
— El idioma no fue una barrera porque tenía una buena base de inglés, pero aun así cuando llegas aquí te das cuenta de que tu inglés deja mucho que desear. En cuanto a la adaptación, es importante saber acostumbrarte a nuevas situaciones. Hay que tener en cuenta que es fundamental ser tolerante y abierto a nuevas culturas y formas de pensar.

De todos modos, usted ha intentado regresar a nuestro país pero las cosas no han salido como usted esperaba. ¿Tenía ganas de volver?
— Sí, las ganas de regresar van y vienen, a épocas, según cómo una se siente. Yo echo mucho de menos mi tierra e intento ir lo máximo posible para no perder la pista a nadie ni a nada. Para mí es muy importante mantener una buena relación con la familia y los amigos de toda la vida.

Finalmente, decidió emprender por su cuenta y abrir su propia escuela de español. ¿Fue una aventura complicada?
— No hay nada complicado si uno hace las cosas con ilusión y perseverancia. Personalmente, tengo que decir que me llena mucho poder trabajar para mí, además de estar enseñando nuestra maravillosa lengua, acompañada de su cultura, gastronomía, arte, moda y cine, al resto del mundo.

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¿Hay mucha demanda de servicios de enseñanza de español y catalán en Londres? ¿Qué tipo de alumnos lo solicitan?
— Sí que hay demanda para aprender español, porque Reino Unido tiene muchas conexiones con España. En cuanto al catalán, he hecho varias traducciones y también he dado algunas clases a empresas y a personas que trabajan o tienen su segunda residencia en Cataluña o Baleares. El menorquín se lo enseñé a una pareja que tenía una casa en Ciutadella: me enorgulleció mucho poder enseñar la lengua de mi infancia. De hecho me fue genial para poder practicarlo, pues aquí en Londres apenas lo hablo, solo cuando veo a mis amigos menorquines, que son poquitos, pero, ¡cuánto se agradece estar con la gente de casa!

Supongo que el hecho de que Reino Unido sea uno de los principales emisores de turistas a nuestro país influirá en el interés por el conocimiento de nuestra lengua. ¿Es así?
— Correcto, es lo que te comentaba, hay muchos británicos que veranean en España y también hay un gran porcentaje de empresas que tienen sucursales en varios puntos de nuestro país.

¿Hay interés allí por conocer nuestra cultura y nuestro idioma?
— Sí, cada vez hay más gente interesada, pero no olvidemos que los ingleses no son precisamente famosos por ser multilingües, pues con el inglés creen que pueden ir a todas partes. Quizá antes era así, pero por suerte los tiempos están cambiando y el idioma español está a nuestro favor. ¿Llegará a ser el español el idioma de facto? ¡Ojalá!

Y a la inversa... Usted como profesora de lengua, ¿cómo valora el nivel de inglés de los españoles que viven en Reino Unido?
— Para serte sincera, y si lo comparo con muchos otros países europeos, los españoles tienen un nivel de inglés muy bajo, lo cual es una lástima, porque hay gente muy bien preparada para buenos trabajos, pero la falta de inglés hace que pierdan grandes oportunidades profesionales.

Cada vez hay más compatriotas que se instalan en Londres en busca de un mejor futuro laboral. Después de 20 años residiendo allí, ¿ha notado usted el aumento de españoles en Londres? ¿Sigue siendo una ciudad de oportunidades?
— Por supuesto que he notado el aumento de españoles en Londres, se oye el español en cada esquina. ¡Ya casi ni hace falta hablar inglés en Londres!

¿Cómo se plantea el futuro a medio plazo? ¿Pasa por intentar de nuevo volver a España?
— La vida da más vueltas que una noria… Si Dios quiere, un día volveré a mi Isla blanca y azul. Menorca, con su mar Mediterráneo, es el lugar más maravilloso del mundo, y por muy lejos que esté, siempre llevo a Menorca en mi corazón. Mi más valioso sueño es poder volver a Menorca algún día, el lugar donde tengo los más bellos recuerdos, el lugar que me vio crecer, donde mi corazón se prendió en sus aguas cristalinas, en su olor, su luz, su paisaje y su gente. Cada vez que tengo que partir, deja un inmenso vacío en mi alma...