dell reivindica un producto específico: «hace demasiados años que no se ha dado relevo a El Caserío y La Menorquina; hay que trabajar la gestión de marca, la denominación de origen y la garantía de calidad».

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Licenciado en Ciencias Empresariales por ESADE, Manuel Adell completó su formación en la Universidad de Stanford (California). En 1985 se incorporó al departamento de marketing de bebidas del grupo Agroalimen y ascendió a director de esta especialidad en Citresa-Cadbury-Schweppes España. Diez años después fue nombrado director de expansión de Bang&Olufsen y se responsabilizó de la distribución en Asia y America Latina. Regresó a España en 2011 y fundó Starlab Barcelona. Del 2002 al 2012, como socio y CEO de Desigual, lideró la expansión global de la marca. En 2012 recibió el Premio Emprendedor Español del Año. Ha adquirido varias fincas rústicas en Menorca. En la actualidad dirige su family office y es miembro independiente de Puig, Tiger y Privalia.

¿Qué relación tiene con Menorca?
— Hace años que veraneo en la Isla. Desde los 16 años, cuando obtuve el carné de moto, ya veníamos unos días. Nuestros dos hijos han aprendido a ir en bicicleta y a navegar en Fornells. Con la familia hemos dado la vuelta a Menorca en numerosas ocasiones. Nos gusta tanto por tierra como por mar, y aunque vivimos en Londres, nos sentimos muy vinculados a esta Isla.

¿Cómo decidió comprar varias fincas rústicas en Menorca?
— Por distintos motivos he navegado por todos los continentes. Hoy participo en una vuelta al mundo a vela por etapas y he podido visitar cientos de islas y playas paradisíacas. Esta experiencia me convenció de lo que ya intuía: Menorca es un lugar único en el mundo; una joya en el Mediterráneo occidental. Soy consciente que de la tierra no se puede extraer más y debemos cuidar lo que tenemos. La tierra y la costa menorquinas son bienes preciosos. La decisión que tomé fue una combinación de intuición, emoción y razón, pensando en las futuras generaciones. Vale la pena soñar que Menorca no se puede dañar y es preciso tener mucho cuidado con lo que se hace... Pero sin dejar de hacer cosas. Contribuir a este proyecto de cuidar y desarrollar la Isla es una responsabilidad que me ilusiona y afecta.

¿Fue una decisión acertada?
— Seguro, y por muchas razones que ahora no detallaré. También he tenido mucha suerte con las familias de los l'amos en nuestras fincas: las familias Bosch, Marqués y Moll han sido y son el alma de lo que hacemos y haremos; y contar con ellos constituye un gran acierto. Sin ellos, sin el apoyo de las madones y sus familiares, el equipo gestor y los técnicos agrícolas que intervienen, el proyecto sería muy diferente... O no sería posible.

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¿Qué actividades promueve?
— Con los años me he aficionado al campo y de un hobby ha pasado a ser una actividad empresarial. En el Empordà puse en marcha una finca de olivos con la marca de aceite extra virgen Olirium. Descubrí la poda de los árboles, la cosecha y el aceite recién salido de la almazara. Las fincas de Menorca responden a otro concepto, porque la gestión de 700 hectáreas exige mucho seny, visión, inversión, ilusión y trabajo. Afortunadamente, cuento con un gran equipo.

¿Qué hace hoy en Menorca?
— Empezamos con las actividades ya existentes de cereal y olivo para conseguir calidad y cultivos ecológicos. En esta primera campaña hemos lanzado el Oli Extra Verge de Son Felip y hemos plantado trigo con las semillas más antiguas de la Isla. El pa de xeixa de Algaiarens será magnífico, y los melones de La Vall se cultivan con las mismas semillas de hace años. Recuperamos la actividad ganadera, pero aún es pronto para valorarla. También queremos desarrollar un plan de gestión forestal.... Estoy convencido de que conseguiremos una gestión sostenible.

¿Cómo define Menorca?
— Es una isla mágica y una parte de su encanto consiste en que evoluciona a cámara lenta, a diferencia del resto del mundo, porque lo importante no es la velocidad, sino la dirección. Hay que ser muy exigente con la calidad y aquí debe mejorar. La actividad turística debe encaminarse hacia la calidad, porque en caso contrario acabará con un turismo de mucho consumo alcohólico pero poco gasto económico real. Esto es válido para la actividad náutica y la agrícola. Menorca ha de apostar por la calidad y la diferenciación; no puede pensar en grandes volúmenes, y siempre con canales de comercialización adecuados.

¿Qué le sorprende de la Isla?
— Que no tengamos vuelo directo a Londres todo el año. Es una señal; seguramente resultado de decisiones en la promoción turística, la actividad económica y también la voluntad política.

¿Qué oportunidades ofrece?
— A través del Camí de Cavalls descubres parajes y rincones maravillosos. Este atractivo se debe aprovechar a favor de Menorca, porque las playas ya se llenan en julio y agosto; y la temporada podría ser de 5-6 meses en lugar de 2-3. Falta más promoción de lo que es Menorca en mayo y junio; más vuelos, actividades fuera de temporada, rutas a caballo, gastronomía... subir la calidad de la experiencia de pasar unos días en Menorca. El Camí de Cavalls no ha sido bien gestionado, necesita paradas, lugares de descanso que ofrezcan comida y bebida... Hay que mejorar tramos difíciles. Creo que la 'marca Menorca' es un gran activo, pero está por desarrollar, porque Menorca es su gente, el respeto por la naturaleza, las tradiciones, la ecología, la sostenibilidad, la paz y la tranquilidad, sus playas vírgenes, aguas limpias, gastronomía, historia... La prioridad es la desestacionalización de la actividad turística.