La conexión de la planta a la red de suministro está a la espera de los análisis por parte de Sanidad

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Som Es Castell puso recientemente el acento en que la nueva desnitrificación de Es Castell va a suponer una sobreexplotación de los acuíferos. Una de las razones es que la planta potabilizadora recién construida, a la espera todavía de ser conectada a la red, genera una cantidad de agua de rechazo cuyo aprovechamiento es muy complicado.

Desde el Consell explican que el agua de rechazo de la planta potabilizadora instalada en Es Castell es el 6 por ciento del total, un porcentaje que podría llegar a bajar hasta el 5 por ciento. El sistema elegido, la electrodiálisis reversible, es el que ofrece un volumen de rechazo más bajo de los que existen actualmente, comentan las mismas fuentes.

En Es Castell, los pozos suministraron en 2013 unos 455.000 metros cúbicos de agua, de los que se llegaron a facturar 362.000. Cabe recordar que una parte considerable del agua suministrada se pierde en las redes de distribución, un desperdicio que el Govern cifra en un 27 por ciento en el conjunto de Balears.

Así pues, la cantidad de agua que va rechazar la planta se situará sobre las 20.000 toneladas al año. La cifra, una estimación aproximada en base a estas cifras, podría ser menor si se llevara a cabo una opción que está sobre la mesa, como es mezclar el agua que salga de la planta, con un nivel muy bajo de nitratos, con agua sin tratar, siempre que la combinación resultante esté por debajo de los parámetros óptimos para el consumo. Esta decisión corresponde, en cualquier caso, a la concesionaria del suministro en Es Castell, en este caso Hidrobal.

El agua de rechazo, a pesar de que el pliego de condiciones de la inversión contemplaba la posibilidad de aprovecharla, se canalizará directamente hacia la depuradora. El director insular de Medio Rural y Marino, Miquel Truyol, explica que el agua de rechazo es muy sucia, cargada de los nitratos eliminados del resto del caudal además de otros elementos, lo que hace muy compleja cualquier reutilización, por ejemplo, para regar.

Desde Som Es Castell han planteado opciones como emplear este agua de rechazo para baldear las calles del municipio. El alcalde Lluís Camps es consciente de que, desde el punto de visto medioambiental, sería ideal poder recuperar estas toneladas, pero advierte de que cualquier medida al respecto exige unos recursos, como un camión cisterna, que el municipio no tiene. De todos modos, afirma que se estudiará cualquier opción al respecto.

El exceso de nitratos impide el consumo humano, es decir, beber y cocinar. Desde Som Es Castell advierten de que la denominada agua de boca supone solo un 20 o 15 por ciento de la que se factura en una casa y por tanto de la que se va a potabilizar, lo que redunda en este desperdicio de recursos.

La puesta en marcha de la planta depende ahora de los análisis de Sanidad, pendientes de realizar. Los de la empresa instaladora han sido, de momento, positivos.