La consellera Esperança Camps, durante su comparecencia para anunciar su dimisión el viernes | Pere Bota

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La presidenta del Govern, Francina Armengol, dio el empujón definitivo a la salida de Esperança Camps después de que no le pudiera garantizar la estabilidad interna, no solo en los próximos meses sino también durante toda la legislatura. Més per Menorca también había transmitido a la presidenta la posibilidad de que Camps continuara temporalmente. Incluso se daba por hecho que el próximo año la presidenta del Consell, Maite Salord, pudiera incorporarse al Govern. Pero la interinidad no convenció en el Consolat de Mar. Armengol conversó en dos ocasiones con Camps el viernes pero no obtuvo compromisos claros de que sería capaz de vencer las resistencias de su altos cargos. Estos, habían advertido a Salord, de que si la consellera continuaba, se iban. Fue un pulso, que finalmente perdió Camps.

La presidenta de Consell difundió un mensaje a través de su cuenta de Facebook. Expresó su deseo de «hacer autocrítica» y anotó que sentía que Camps dejara de ser consellera. Explicó que, efectivamente, le había pedido un tiempo «antes de afrontar cambios drásticos» y añadió: «Me sabe mal no haber sido capaz de reconducir la situación tensa y de conflicto que se vivía en la Conselleria».

Para evitar el desenlace que finalmente se produjo, una comitiva formada por tres de los cabezas visibles de Més per Menorca se trasladó a Palma con la clara voluntad de pacificar y enderezar la situación. Viajaron la presidenta del Consell, Maite Salord, el diputado Nel Martí y el asesor jurídico de Presidencia, Mateu Martínez, todos ellos en calidad de miembros de peso de la formación.

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