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A la tercera va la vencida. Y así ha ocurrido con el crucero de mayor eslora que debía atracar en Maó por primera vez el pasado 25 de abril. Tras dos escalas frustradas por las malas condiciones meteorológicas, este lunes el «MSC Armonía» logró cumplir su objetivo y dejarse notar en la ciudad a lo largo de las ocho horas que pasó en la rada mahonesa. Los casi 2.000 turistas que viajaban a bordo de esa mansión flotante no pasaron desapercibidos ni para el sector de la restauración ni para los comercios.

Este crucero recaló por primera vez en Maó después de una cirugía naval con la que el buque ha crecido 24 metros. La eliminación del tacón y el dragado han hecho posible que el «MSC Armonía» haya podido atracar a pesar de sus 275 metros de eslora y los casi 7 de calado.

A las 5.45 horas pasaba por las boyas de la bocana del puerto y a las 6.20 horas ya había amarrado.

Los 1.993 pasajeros de muy distinta procedencia (franceses, italianos alemanes e hispanohablantes, además de japoneses, rusos y checoslovacos) y los casi 700 miembros de la tripulación llegaron a la Isla procedentes de Marsella para zarpar rumbo a Cagliari. De este total de turistas, en torno a 350 contrataron una excursión para conocer la Isla y lo hicieron a bordo de ocho autobuses. Los pasajeros restantes aprovecharon para subir caminando a la ciudad, pasear por el centro y hacerse con algún que otro producto típico menorquín.

El ambiente se dejó notar y aunque se percibiera de manera variable según el tipo de comercio y la zona, la mayoría coincidía en destacar que «en esta ocasión sí se ha notado la presencia de cruceristas». Fue así que incluso aquellos comercios ubicados en Sa Plaça y que suelen abrir algo más tarde, ya apuntaban ayer que el próximo lunes aprovecharán el tirón para levantar las rejas más temprano.

Desde Ca Na Joana aseguran que llamaron la atención pasajeros asiáticos que se hicieron con cuñas de queso de Menorca. Franceses e italianos apostaron por llevarse miniaturas de gin. Por su parte, desde la charcutería Ca n'Aurelia indican que la sobrasada y el queso han sido los productos más demandados. Desde Riccy, se refieren a muchísima gente por la calle, muchos entraron, miraron y curiosearon pero las ventas fueron poco halagüeñas en comparación con la cantidad de gente que les visitó. Por su parte, en el American Bar también coinciden en apuntar al buen ambiente que se palpó pero sin un traslado similar en caja.

Una excelente comida y un acto mal organizado

La primera escala del crucero «MSC Armonía» contó con la tradicional entrega de metopas entre las autoridades de la Isla y el capitán del buque. La visita se vivió de forma algo caótica por un cambio de planes por parte de la dirección del crucero que hizo trastocar toda la agenda de los políticos.

Algunos de ellos no pudieron ni tan siquiera quedarse al acto oficial. La entrada al crucero se retraso en más de una hora, previsiblemente por un simulacro en el barco. La no coincidencia entre los nombres que figuraban en su lista de entrada y los que realmente estaban allí obligó a solicitar permiso a la compañía para poder acceder a esta obra maestra flotante.

El retraso acumulado llevó a posponer el acto, que debía celebrarse a media mañana, a después de la comida, de ahí que autoridades como el primer teniente de Alcaldía de Maó, Vicenç Tur; el alcalde de Es Castell, Lluís Camps, o el gerente de la Fundació Foment del Turisme, David Vidal, entre otros, abandonaran antes el barco.

El resto no tuvo otra opción que quedarse a comer. La entrega de metopas se hizo de forma rápida puesto que el buque zarpaba a las 14.30 horas. Las autoridades coincidían en apuntar a una situación difícil de comprender. Eso sí, a ello añadían que, a cambio de tanto lío, la comida había sido riquísima.