Alfredo Moll Tur dimitió el sábado como presidente del Esplai de Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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El bingo es uno de los juegos estrella en los clubes de jubilados. No obstante, la Ley del Juego en España prohíbe organizar cualquier tipo de juego que implique dinero fuera de los locales habilitados y castiga cualquier sistema de apuestas que no esté fiscalizado.

Esto obliga a muchos clubes a adaptar el bingo para poder seguir jugando sin riesgo de cometer una ilegalidad. La solución pasa por no jugar con dinero y premiar al ganador con otro tipo de productos, normalmente alimentarios o higiénicos. Este es uno de los argumentos que utilizan los pensionistas para demostrar la nula voluntad de lucrarse con este juego, más allá de pasar el rato en compañía. Cuando cantan bingo o línea ganan una botella de aceite, una lata de mejillones o jabón para el cuerpo. Aún así, el único resquicio legal pasa porque las partidas, es decir, los cartones sean gratuitos.

Así es como juegan en el Centre de Persones Majors del Consell. «No tocamos dinero, damos artículos de alimentación básica y no se paga por jugar», explica el secretario de la entidad, Roberto Soler. Hace un lustro que hacen el bingo «y la gente lo agradece», sostiene. Sin embargo, es consciente de que «si se paga es un mal asunto y pasa lo que pasa», explica en referencia a la reciente prohibición que ha impuesto la Obra Social de La Caixa a la Associació de Gent Gran i Pensionistes de Menorca de Ciutadella, más conocido como el Esplai, y que ha provocado la dimisión en bloque de la junta directiva de la entidad.

«Ha sido una castaña muy fuerte», lamenta el hasta ahora presidente, Alfredo Moll. Desde la Associació Club de Jubilats des Migjorn Gran consideran la prohibición «una barbaridad» y creen que se habría podido llegar a un acuerdo menos expeditivo. «Ningún club obtiene beneficio, al contrario». En el mismo sentido se expresa el presidente del Club de Jubilados de Ferreries, Rafael Ramón, a quien la prohibición le parece «una cosa ridícula, solo venimos a entretenernos, no ganamos nada».

Además del de Ciutadella, la entidad financiera también gestiona el club de Es Mercadal. Su presidente, Pere Pons, quien también es el máximo responsable de la federación de asociaciones de jubilados de Menorca, declara que no hacen bingo puesto que tienen «órdenes de no hacer ningún tipo de juego con dinero ni que sea de manera simbólica».

Pons tiene claro que «La Caixa tiene sus normas y nos subvenciona por hacer actividades culturales y el bingo no forma parte del espíritu de la Obra Social».

En este sentido, reconoce que «los otros clubes no están sometidos a esta disciplina, por lo que tienen más libertad». Sobre si realizará alguna gestión como representante de los jubilados menorquines, Pons sostiene que «no puedo ponerme dentro la Obra Social y decirles que deben hacer».