Tiempo para conocer. En el Parco Sempiore, con el Arco della Pace al fondo. Simón afirma que su horario (acaba a las 15 horas) le permite «patear» la ciudad y visitar sus rincones. La capital de la moda y el diseño por excelencia tiene, pese a no ser tan cálida como el sur, «mucha vida en sus calles», explica Simón

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Italia era el lugar en el que quería poner en práctica sus conocimientos de Derecho, carrera que cursa en la Universitat Pompeu Fabra, y este verano lo ha conseguido. Simón Periano, a punto de cumplir 23 años, presta asistencia a ciudadanos españoles en el Consulado General de España en Milán. La capital económica e industrial de lo stivale, segunda ciudad más poblada, ofrece cultura, diseño y formación a este joven menorquín que apura sus prácticas en la representación diplomática.

¿Dónde y cuándo comienza su historia italiana ?
— En septiembre de 2015. Logré una plaza de Erasmus en Roma y estuve cinco meses estudiando Derecho en la Universitá degli Studi Roma Tre. Elegí Italia como primera opción porque es la cuna del Derecho, la carrera en la que más me veo como profesional, por aprender idiomas y porque me apetecía tener una experiencia personal, después de tantos años de estudiar. Cuando regresé a mi facultad en Barcelona vi la oferta del Ministerio de Asuntos Exteriores para prácticas en consulados. Decidí intentarlo y escogí Milán.

Un idioma casi hermano, no sería difícil soltarse...
— Con el Erasmus estudié asignaturas en inglés y en italiano. Llegué sin saber nada de italiano, pero mediante cursos intensivos pude tener un buen nivel para comunicarme. Hay que decir que no fue tan fácil como me esperaba, al principio parece sencillo pero cuando te metes ya en la lengua y la gramática no lo es tanto; aunque sí, para los españoles sigue siendo un idioma que nos cuesta menos aprender que otros.

¿Contaba con lograr el puesto?
— Era consciente de que era difícil, porque solo se ofertaba una plaza para ir a Milán a nivel nacional, pero probé. La oferta de plazas depende del destino y también va en función de las necesidades que tengan y del propio cónsul, sé que aquí solo han tenido tres estudiantes de prácticas. Hay consulados que no ofertan; al final tener a un estudiante supone un esfuerzo para el personal, que debe ayudarte, también tienen que movilizar convenios con la universidad...

¿Quién es el titular de la oficina consular actualmente?
— Antonio Cosano. El otro día me explicó un poco cómo funciona este mundo, la asignación de plazas, que empieza por los destinos más lejanos y, a medida que ganas experiencia, te vas acercando a Europa. Él estuvo en India, Australia, Corea, Túnez... Antes de llegar a Milán.

Se puede decir que hay lujo en Milán y la ciudad en sí misma, es todo un lujo como destino
— Sí, totalmente. Se aprecia que es una ciudad rica, el centro sobre todo; en los precios también se aprecia (ríe), la compra es más cara que en España y aquí un sueldo de mil y pico o dos mil euros es poco para vivir bien. Milán es más ordenada que Roma, tiene muy buen transporte, es cosmopolita y tiene una importante actividad laboral; es una capital financiera y del turismo. También está muy enfocada a la actividad comercial, hay tiendas abiertas las 24 horas, incluso los domingos.

¿Ha encontrado un lugar asequible para vivir estos meses?
— La verdad es que, como no conocía las zonas de Milán, pedí consejo al mismo Consulado una vez que obtuve la plaza. Y aunque no es algo que ellos tengan la obligación de hacer, se ocuparon y buscaron un par de propietarios de alojamientos. Me vino bien, yo estaba haciendo exámenes, llegué directo desde Barcelona sin ni siquiera pasar por Menorca, y no tenía tiempo para buscar. No estoy en pleno centro porque es muy costoso pero con el tranvía llego directo al Consulado en 20 o 30 minutos.

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¿En qué consisten sus prácticas?
— He estado en todos los departamentos en los que se ofrece asistencia. Primero estuve en atención en ventanilla y en registro de matrícula consular, donde se atiende al público y se realizan pasaportes, visados y se registra a los residentes que vienen al Consulado. Son las primeras personas a las que te encuentras cuando llegas porque tienes una necesidad. Luego pasé a asistencia consular, todo lo relativo a personas que pierden su documentación, o aquellos que están en centros penitenciarios en Italia, y también hacerse cargo de la comunicación con Policía Nacional y Tráfico en caso de pérdida del DNI o permiso de conducir.

Y estas últimas semanas ¿a qué las dedica?
— Estoy en notaría. Se redactan poderes, se otorgan NIEs o nos comunicamos con la Agencia Tributaria porque hay empresas que quieren abrir sus establecimientos en España y necesitan un certificado para llevar a cabo su actividad. Acabaré mi estancia en el Registro Civil, que es el servicio más amplio porque llevas a cabo todo tipo de trámites, asistes al Registro español y comprende actas de defunción -también el traslado a España de personas que fallecen aquí-, matrimonios y nacimientos.

¿Le gusta la experiencia?
— Sí, porque he aprendido mucho de las dos ramas que he estudiado. La función diplomática es también muy política, y ya en el día a día he tocado mucho Derecho Civil, también Internacional Público y Derecho de la Unión Europea, necesario cuando hay un conflicto entre jurisdicciones. He conocido además la asistencia que tenemos en el extranjero, porque a veces nos sentimos desamparados cuando realmente creo que no lo estamos tanto.

¿Realmente velan las representaciones por esa seguridad? ¿Cómo llega la gente al Consulado?
— Cuando pierden la documentación llegan a las oficinas muy apurados. De hecho llaman constantemente al teléfono de emergencia consular que está 24 horas y se lo van turnando todos, y ahí llaman para cualquier cosa que en realidad no es urgente. Pero en el momento que pierdes el DNI o el pasaporte sin dominar bien un idioma, o la cartera con tus tarjetas de crédito y no puedes pagar el hotel, y no sabes si puedes regresar a España, entiendo que se pongan muy nerviosos. En el Consulado se les explica todo bien para que se tranquilicen.

¿Ha vivido algún caso anecdótico, especial?
— Pues justamente mientras he estado aquí detuvieron a un ciudadano español que iba por el centro de Milán, hacía a la gente una pregunta en inglés y acto seguido le pegaba un puñetazo en la cara y la golpeaba hasta que caía al suelo. Lo repitió durante seis o siete días y nos llegó al Consulado la notificación de su detención. Tuvo mucha repercusión mediática, supuestamente era una especie de juego que venía haciendo desde Estados Unidos pero fue detenido aquí, en Milán. Nos encontramos con muchísimas llamadas de medios de comunicación que querían hablar con el cónsul.
(Aitor Lecumberri era ese ciudadano que el menorquín menciona. Golpeó a una decena de personas en la ciudad italiana sin motivo aparente, haciéndose pasar por un turista. Fue detenido el pasado julio y la hipótesis policial es que participaba en un juego criminal llamado knockout game importado efectivamente desde Estados Unidos, país en el que ha llegado a causar muertes).

¿Cómo se vive la alerta antiterrorista que afecta a Europa?
— Ves mucha seguridad en el día a día, de policía por la calle. En el Consulado como tal no se hace público el protocolo existente, al menos que yo sepa.

Y tener el gobierno español en funciones, ¿afecta?
— Es problemático, el tráfico comercial no puede ser el mismo, por ejemplo comentan que poderes societarios se daban más antes. La Ley de Emprendedores sí que está funcionando, hay iniciativas empresariales para invertir en España, pero quizás no tantas como si tuviéramos ya un gobierno estable. Personalmente creo que tienen que dialogar, dejar el inmovilismo y hacer un esfuerzo por pactar. Están paralizando la situación.

Por su trabajo en realidad no conocerá tantos italianos como compatriotas. ¿Es así?
— Esta es una ciudad con muchos españoles, de hecho en el registro consular consta una colonia de unos doce mil, también sudamericanos. Pienso que es por cercanía, por su idioma, el clima y la proximidad cultural. La asistencia que presto es a españoles, pero por lo que conozco los italianos son simpáticos y hacen mucha vida en la calle.